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Bajo la luz de Sorolla
‘Bajo la luz de Sorolla’ es la primera exposición de Germán Bel / Fasim en la galería La Mercería de Valencia en la que revisa el género del paisaje desde una personal mirada contemporánea. La que la evocación al paisaje, el mundus imaginalis o la mirada interior son las características generales.
‘Bajo la luz de Sorolla’ es la primera exposición de Germán Bel / Fasim en la galería La Mercería de Valencia en la que el artista urbano revisa el género del paisaje desde una personal mirada contemporánea. La muestra, de carácter experimental, se compone de más de una docena de obras sobre lienzo de diferentes formatos inspiradas en manchas o desconchones urbanos en la que la evocación al paisaje, el mundus imaginalis, las superficies fundamentales o la mirada interior son las características generales.
Las manchas pareidolicas de Leonardo, las superficies fundamentales de Breton o el viejo papel de empapelar arrancado de Baudelaire convertidos en visiones paisajísticas son algunas de las musas que ha perseguido Germán en esta nueva aventura. La muestra es la segunda y última parte dedicada a la serie de los ‘paisajes borrados’ que inició en la época de la pandemia y que ha culminado ahora en el 2023, unos años de altísima creatividad para el artista en los que experimenta con diversas técnicas propias pero deudoras de técnicas anteriores; como la impresión de pintura sobre el lienzo (con diferentes materiales como el plástico o la ropa), el grattage, el frottage o la decalcomanía, siendo esta última la técnica que incorporó al surrealismo Oscar Domínguez en la que el automatismo psíquico tenía un protagonismo absoluto.
Cada una de las obras es de una factura diferente, aunque se hermanan como los capítulos de un libro, en esta exposición, Germán Bel sigue explorando el género del paisaje como metáfora del mundo. Mientras que Joaquín Sorolla (1863-1923) pintaba del natural, a menudo unos breves y veloces apuntes del exterior, Germán pinta unos paisajes que surgen del interior de la experiencia visionaria, pintados azarosamente desde la abstracción, son paisajes sugeridos, ‘insinuaciones’, como la aguja ilusoria de la encajera de Vermeer, pertenecen al Mundus imaginalis o mundo del alma, fruto de la experiencia visionaria y no de la percepción. Imaginación y realidad no existen en forma separada, la imaginación se entiende como la producción mágica de una imagen, toda acción creadora es mágica y la imagen se define entonces como un cuerpo en el que se encarna la voluntad o el pensamiento del alma.
"La obra plástica, para responder a la necesidad de revisión absoluta de los valores reales sobre los que todas las mentes están de acuerdo hoy, tendrá como referencia un modelo puramente interior, o no será", dictaminaba André Breton.
El despertar del ojo interior, esa idea de que el artista debe convertirse en visionario. La creación artística está estrechamente ligada a la experiencia visionaria, según Victoria Cirlot: “visionario es aquel que no ve a través de los ojos físicos, sino a través de lo que llamamos el ojo interior. Y lo que se ve no son materialidades físicas, no es un objeto de percepción, sino que son realidades interiores, imágenes mentales, oníricas, que tienen una textura semejante a la de los sueños y que luego serán trasladadas a soportes para constituir lo que llamamos imágenes plásticas".
No hay que confundir la imaginación con la fantasía como observaba Paracelso: “la fantasía es la piedra angular de los locos”, porque la fantasía es lo que tiene que ver con los fantasmas, con lo que no es real. La imaginación es un medio de conocimiento.
Germán Bel es un artista barcelonés pionero en el arte urbano de nuestro país de referencia internacional y uno de los exponentes más claros del ‘arte urbano contemporáneo’, la más pictórica y reciente de las disciplinas dentro del arte urbano. De padre valenciano y madre barcelonesa, vive en Valencia desde hace algunos años en una casa taller de Albuixech, muy cerca de dónde Joaquín Sorolla tenía su taller de pintura en La Casa del Bous, situada en el barrio marinero del Cabañal, bajo este cielo de un azul eléctrico característico no solo de Valencia sino de toda la obra de Sorolla en la que la luz es el principal protagonista. De ahí surgió la idea del título de la exposición, ya que desde que Germán reside en la comunidad valenciana advirtió el efecto de esta luz intensa; “A menudo desde mi taller contemplo el cielo valenciano que es una de las luces más lumínicas que hay en España y recuerdo que es la misma luz bajo la que trabajaba Sorolla”.
El artista admite que siempre ha tenido una gran pasión por la obra del pintor valenciano pero que se incrementó en la visita de la exposición: “Visión de España. Sorolla en las colecciones de la Hispanic Society of America” en Bancaja en 2019, recién llegado a la ciudad, la cual le causó un tremendo impacto por el tratamiento de la luz y el efecto del claroscuro.
“La lumiére c’est la vie. Por lo tanto, cuanta más luz en las pinturas, más vida, más verdad y más belleza”, declaró Sorolla.
En esa misma exposición Germán Bel descubre los ‘apuntes’, obras de pequeño formato a modo de esbozos pintados al óleo que Joaquín pintaba del natural allá donde se desplazara, en la playa, en el campo, en su propio jardín… Tomaba apuntes de todo a una extraordinaria velocidad que luego trasladaba a los grandes lienzos. La mayoría de veces es su propia familia la que aparece posando como modelos accidentales. En estos apuntes, Germán cree ver una gran habilidad del pintor por sintetizar una escena que rivaliza con las obras de gran formato en frescura y maestría: “En los apuntes puedes ver la experiencia de los años de trabajo sintetizados a velocidad de vértigo.”
Se dan algunas similitudes entre los apuntes de Joaquín y la serie de los ‘paisajes borrados’ de Fasim que, aunque con grandes diferencias, existe una busqueda de la inmediatez plástica que las hermana: “Para esta exposición he pintado un gran cuadro surgido del azar titulado ‘Paisajes de la Huerta’, muy poético, completamente en azules, como metáfora de este cielo azul eléctrico que parece caer del cielo y abarcarlo todo”.
Si la creación artística es un gran misterio, el impulso creador del ser humano refleja a modo de espejo un misterio mayor que es la existencia.
“El arte es ser absolutamente uno mismo”. Sentenció Baudelaire.
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Bajo la luz de Sorolla es una muestra que se relaciona con la sensibilidad interna, es una mirada hacia las profundidades del propio ser y una vuelta a las cosas sobre sí mismas que se entiende como una apertura a la experiencia cognitiva del autor, en su concepción de la creación artística dentro del binomio visión/percepción. La visión se entiende en la obra de Germán Bel/Fasim como una sublimación que va desde dentro hacia fuera, en un ámbito reflexivo y que está más allá de una mirada contemplativa, en contraposición a la percepción. La percepción se reconoce como un acto pueril que no alcanza las cuotas de lo que Hildegard llamaba la visión del alma, en la que se desarrolla un mundus imaginalis y se establecen las motivaciones que inducen al acto creativo. Nos referimos a la asimilación de la imagen simbólica que plantea Cecilia Inés Avenatti cuando afirma que la imaginación fue el suelo propicio donde experiencia y lenguaje encontraron el camino para no quedar apresadas en las dialécticas propias del discurso conceptual.
Por medio de este denominado mundus imaginalis se extrae un complejo corpus iconográfico. Con respecto a la producción de sus obras, se trata de narrar “visualmente” a partir de la legitimación de las experiencias visionarias que a la vez conducen sus estímulos personales y capacidades creadoras hasta la constitución de un objeto final.
“Buscar la esencia de la percepción es declarar que la percepción no se presume verdadera, sino definida para nosotros como acceso a la verdad”
… “Si quisiera encontrar en mí un pensamiento naturante que constituyese el armazón del mundo o lo aclarara de cabo a rabo, sería una vez más, infiel a mi experiencia del mundo, y en lugar de buscar lo que ésta es, buscaría aquello que la hace posible”
Merleau-Ponty, Fenomenología de la percepción, 1993.
Se puede hablar, llegados a este punto, de la realización de un conjunto de piezas pictóricas que tienen su fundamentación en la lucha entre la escritura consciente y la liberación de los deseos inconscientes, a la manera lorquiana, desde una óptica compartida con el Surrealismo. Tanto es así que, en este trabajo se puede discernir con claridad, aquello que Max Ernst denominaba superficies elementales, a las que atribuía la virtud de forzar la inspiración. Como el artista prefiere definirlo: “paisajes descascarillados como metáfora de un mundo en descomposición y la aparición de un mundo nuevo, que justo ocurre con el cambio de era astrológica, de piscis a acuario, de una era cruelmente materialista a otra donde las ideas serán las protagonistas y el arte el portavoz de esas ideas”. Además de ello, se generan puntos de encuentro y acercamientos entre las proposiciones del grupo francés y la diáspora surrealista, en la correspondencia y estudio de los fenómenos psicológicos, lo que Victoria Cirlot describe escrupulosamente como la “familia de los visionarios”.
En su anterior exposición, Erased landscapes, ya se pueden rastrear estas cuestiones de forma explícita, cuando se trata de reconciliar la subjetividad y la generación espontánea. Estos y otros aspectos relacionados con la inmediatez se desarrollan en el trabajo de Germán desde su entendimiento del arte urbano, en la práctica del graffiti, que se unen, además, de manera irremediable, con la deriva o el paseo. Aquí se establece una conexión con los apuntes de Sorolla, es decir, capturas de impresiones que son tomadas rápidamente, au plein air, gracias a la implementación del uso de los botes de pintura. Aunque en un primer momento, estas manifestaciones no fueron tomadas en consideración, pronto serían apreciadas por su marcada libertad creativa.
También pueden descubrirse similitudes en el empleo de técnicas como el grattage o el frottage, redescubiertas y redefinidas por el mencionado Max Ernst, que llegarán al ámbito informalista catalán de la mano de Antoni Tàpies o la abstracción de Hans Hartung. Este hecho tiene su vinculación teórica en la literatura freudiana y expone gráficamente una pintura de acción, que eleva la gestualidad al terreno de lo significante, en el paso de la anécdota a la categoría.
Se asemejan a los restos de decoración, un palimpsesto, configurado por huellas de trabajo anterior, bajo la misma superficie, en el detritus de la memoria, como paisajes emergentes.
Todo ello sucede mientras identificamos que la clave está en la mirada y el deseo creativo del ser humano, concretamente en el entorno de la ciudad de Valencia, residencia del artista, bajo la misma luz que bañaba los cuadros de Sorolla.
Por lo tanto, este trabajo puede resumirse, desde la caverna de sus fosas morales, en el viaje que acontece entre el pensamiento sobre la experiencia religiosa medieval y la experiencia estética surrealista. Se concibe como una pintura con fuertes lazos en la tradición mediterránea y europea, cunas de todas las artes, del arte antiguo y de las vanguardias esenciales que pondrán en marcha el posterior desarrollo mundial del arte abstracto y contemporáneo.
Rubén Serrano, comisario independiente.
13
Abril 2023
Bajo la luz de Sorolla
13 abril - 26 mayo 2023
arte contemporáneo
exposición individual
exposición individual
Ubicación
La Mercería
Valencia, Calle de Moratín, 7, València
Valencia, Calle de Moratín, 7, València
Horario de apertura
De lunes a viernes de 17:00h a 20:00h
Vernissage
13 abril 2023, De 19:00h a 22:00h
Enlaces oficiales
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La Mercería
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