El tarot ha sido una fuente de inspiración constante para numerosos artistas del siglo XX, que han encontrado en su simbolismo un medio para explorar el inconsciente y la espiritualidad. En particular, lxs surrealistas vieron en el tarot una herramienta para desentrañar las profundidades de la psique humana y desafiar las normas racionales del pensamiento. Artistas como Salvador Dalí, Leonora Carrington o Remedios Varo sintieron fascinación por la lectura de sus símbolos y llegaron a crear sus propios mazos de tarot.
Para explorar la vigencia de esta fascinación por el tarot y su impacto en el arte contemporáneo, La Casa Encendida de Madrid presenta la exposición La torre invertida. El tarot como forma y símbolo, que investiga las conexiones entre la creación contemporánea, la contracultura y el tarot.
Comisariada por Pilar Soler Montes, la muestra, abierta hasta el 5 de enero, reúne obras de artistas de diversas procedencias, desde los años 60 hasta la actualidad, con el objetivo de reflejar el renovado interés por este tema en la contemporaneidad. Según la comisaria, en una época de incertidumbre, los seres humanos buscan nuevas fuentes de significado, y lxs artistas recurren al tarot, atraídos por su simbolismo y su capacidad para ofrecer un conocimiento alternativo y no normativo.
La selección de piezas incluye esculturas, pinturas, dibujos, litografías y performances, sin seguir una narrativa lineal, emulando la estructura del tarot como juego de cartas.
78 cartas para abrir la imaginación
La muestra cuenta con obras de Frédéric Bruly Bouabré, Johanna Dumet, Dorothy Iannone, King Khan y Michael Eaton, Raúl de Nieves, Plastique Fantastique, Betye Saar, Niki de Saint Phalle, Suzanne Treister, Aldo Urbano, Agnès Varda y Andy Warhol, artistas que han usado el tarot, su significado y posibilidades, en sus creaciones artísticas.
Entre los trabajos expuestos, el mexicano Raúl de Nieves (Morelia, Michoacán, 1983) se inspira en la carta de «El Loco» para crear tres esculturas que exploran la libertad y la transformación, tomando elementos de la rica imaginería de la artesanía mexicana. Suzanne Treister (Londres, 1958) presenta Hexen 2.0, una baraja de tarot basada en el ocultismo y las tecnologías de control social, que busca reflexionar sobre los futuros de la humanidad.
El tarot de Marsella es el punto de partida para elaborar una nueva iconografía, como es el caso de Aldo Urbano (Barcelona, 1991), quien presenta su propio tarot, Catedral debacle, mientras que Johanna Dumet (Guéret, 1991) sigue fiel al estilo tradicional con una interpretación en pintura de carácter más naif.
La estadounidense Betye Saar (Los Ángeles, 1926), pionera del readymade, reimagina el tarot con simbolismos afroamericanos, desafiando las visiones culturales dominantes en las décadas de 1960 y 1970. A su vez, el Black Power Tarot de Arish Ahmad Khan (Montreal, 1977), ilustrado por Michael A. Eaton, también destaca al reinterpretar los arcanos mayores con figuras históricas afroamericanas.
Niki de Saint Phalle (1930–2002) aporta una conexión más directa con los orígenes del tarot a través de su mítico parque Jardín del Tarot, del que se presentan los dibujos preparatorios, mientras que Agnès Varda (1929–2019) y Andy Warhol (1928–1987) utilizan el tarot como eje narrativo en sus películas. Varda lo emplea en Cléo de 5 a 7 (1962) para estructurar el viaje de su protagonista, mientras que Warhol incorpora el tarot en la película The Velvet Underground Tarot Cards (1966), mostrando una lectura caótica en el ambiente bohemio de la Nueva York de los 60.
