06 mayo 2022

Cierra Haimney Gallery (Barcelona)

de

Llega a su fin la galería transgresora cuya misión en los últimos cuatro años se ha modificando con el tiempo.

Fuente: graf.cat

Fue anunciado ayer por Instagram que una de las sedes que formaba parte del circuito galerístico del Carrer Trafalgar en Barcelona (constituido por Bombon Projects, Dilalica, Galeria Senda, Mutuo, Pigment y el recién llegado The Curators Room) cierra sus puertas tras cinco años de actividad. La galería Haimney, que oscilaba entre Barcelona y Berlín, fue concebida por dos agentes creativas argentinas en 2017. En Barcelona, se inició como una tienda comercial que vendía joyería y artículos de diseño artesanos y alternativos. A parte de esto, poco se conoce sobre los orígenes del proyecto dada la escasa información publicada en relación con el comienzo y desarrollo del mismo.

Su primera exposición tuvo lugar justamente hace cuatro años, el 5 de mayo de 2018, e involucró a varios agentes creativos emergentes quienes generaron, a parte de una exposición, unos happenings, un concept store, una serie de DJ sets, y contó con la presencia de une maestre de ceremonias, Apolonio, une performer que sigue altamente conocide en la comunidad queer artística de la ciudad. En ese momento, la plataforma fue anunciada como «una sinergia de profesionales independientes e internacionales. Nuestra misión es generar un crecimiento colectivo, rompiendo cualquier frontera física y empoderando la fusión cultural», según la galería en su primer comunicado.

Primer evento en Haimney, mayo 2018. Fuente: Facebook de Haimney.

Estos objetivos se han visto severamente abandonados a causa de fuerzas mayores; un sentimiento compartido por Irene Carbonari, la fundadora y comisaria jefa, quien desde el principio se ha encargado de la programación y dinamización de la galería. Publicó ayer en la cuenta de Instagram de la galería la siguiente carta abierta que aborda la situación:

«Haimney cierra sus puertas en Barcelona, lamentablemente y debido a muchos meses de inestabilidad yo, Irene Carbonari, decido hacer público que el espacio donde Haimney nació ya no representa el concepto que creé como curadora del espacio años atrás, decisiones egoístas e inmaduras representativas de un sistema heteropatriarcal hicieron que el equipo se separe, y una parte desaparezca, dejándome como la única persona a cargo, responsable de años de mala gestión ajena.

Me quiero disculpar, una vez más, con las personas que están recibiendo las consecuencias y quiero dejar claro que mi relación con el arte y la gestión cultural se centra en el lado humano, la especulación del mercado y toda su psicosis solo coarta la práctica artística e industrializa la creatividad y por esta misma razón es que voy a seguir generando proyectos, desde Berlín, utilizando el arte como medio para interactuar responsable y poderosamente.

Gracias por todo el apoyo en estos años, sé lo mucho que nos influenciamos mutuamente.»

 

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El año pasado, Carbonari publicó en su cuenta personal de Instagram una serie de vídeos en los cuales la comisaria pidió apoyo económico mediante una plataforma de recaudación de fondos y deslumbró varias problemáticas que la coordinación de la galería había estado experimentando, incluyendo el hecho de que el Ajuntament de Barcelona les pidió que cambiasen la licencia de una de galería a una de club cultural y adecuar el espacio para realizar «actividades multidisciplinares, como eventos pop-up, presentaciones de marcas, incluir otras disciplinas como música, poesía y perder realizar el programa de formación, talleres, cursos, etc..». Esto, evidentemente, significó que la galería tuviese que dejar de vender obra, implicando un giro agudo en la trayectoria de la galería y una pérdida de una de sus fuentes ecnonómicas. Además, la comisaria señaló el fundamento de la entidad que cada vez más se veía empobrecido y fragmentado así como su frustración con los pocos recursos con los contaba el proyecto y la falta de espíritu colectivo.

Ciertamente, la galería era conocida por una reputación inestable y fue acusada de ser una plataforma con intenciones poco claras. Dicho esto, sus colaboraciones ambiciosas con artistas de alrededor del mundo imbuyó la calle con un punto de vista fresco y audaz que atraía la atención de personas de renombre considerable de la talla de la artista sonora y cantante Alejandra Ghersi (Caracas, 1989) y Leo Adef (Argentina, 1990), fotógrafo y director de fotografía y videoarte quien colaboró con la galería varias veces a lo largo de los últimos años.

Fuente: Facebook de Haimney.

A continuación, era un referente queer ya que contaba con la participación apabullante de voces LGTBQAI+ y servía como punto de encuentro para dicha comunidad mediante exposiciones y sobre todo fiestas y encuentros nocturnos de ocio. Por este motivo, los intereses de los diferentes integrantes que conformaban el equipo de Haimney recibieron especulación y críticas por parte del tejido artístico catalán. Ahora con el comunicado de Carbonari, se ve que las críticas también venían de dentro del equipo central de la galería.

Los cambios en los últimos años —como por ejemplo la renovación de la segunda planta y su conversión en un bar que causó una fluctuación inestable de actividad artística y atrajo varias polémicas legales y enfrentamientos con la policía— contribuyeron a su cierre repentino. Los 400 metros cuadrados que pertenecen al edificio modernista construido para la Exposición Universal de 1888 que albergaba la galería Haimney proporcionaba una plataforma en que una plétora de artistas jóvenes podían exponer sus primeras muestras junto a artistas más maduros; un conjunto de aire fresco para la ciudad.

Fuente: Facebook de Haimney.
Redacción

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