Estamos a finales del mes de abril y exibart.es ha estado en contacto con una serie de proyectos de carácter disidente a diferentes niveles. En tiempos políticamente tumultuosos en Eurasia, varios agentes que operan dentro del sector de arte en España han mostrado un cierto compromiso con la resistencia; casi siempre desde dentro de un sistema que cada vez recibe más críticas y reivindicaciones a favor de colaboraciones más sostenibles, sostenidas y honestas.
El mundo del arte contemporáneo necesita un cambio y algunos de los formamos parte de ello somos somos conscientes pero al mismo tiempo reticentes sobre cómo cambiar y dudosos en cuanto a si es posible cambiar.
Nos encontramos ante una máquina demasiado grande para quebrar; o al menos eso parece. exibart.es quiere destacar una selección de proyectos y muestras sobre las cuales hemos tratado en el último mes que promueven nuevas prácticas sinceras de solidaridad con realidades marginalizadas, cuerpos subrepresentados, causas feministas, cambios estructurales, mirada irreverentes, subversiones ambiciosas, inclusiones inesperadas y aires frescos.
The Over y The Curators Room son dos proyectos barceloneses que han abierto sus puertas al público en los últimos meses. Hay varios cruces en cuanto a objetivos y operaciones estratégicas que comparten como su apuesta por estructuras horizontales, desplazamientos de poder, gestos anti-centralistas y autores sin representación en el Estado español. Por ejemplo, los fundadores de los dos espacios respectivos no se presentan como fundadores ni directores. En cambio, prefieren otorgar el protagonismo a otros agentes como a los artistas con quienes trabajan, las personas que forman parte de su plataforma, los colaboradores, etc.
Impulsan la horizontalidad no solo a través de sus palabras y estatutos escritos sino también en la práctica. Por ejemplo, The Over comparte el foco con un teatro; Sara Catalán, la iniciadora, organiza residencias con artistas de fuera de Occidente y LGBTQAI+ en un hotel afluente y comercial. Gabriel Rolt de The Curators Room no vive en Barcelona, y deja que una buena parte del proyecto esté gestionada por otros agentes curatoriales que viven en la ciudad. Insiste que no es una galería sino una plataforma. Son gestos sutiles que tienen la intención de remediar a un nivel no tan sutil.
Agustín Ortiz Herrera expone una colosal oda a la fenomenología queer en Arts Santa Mònica (Barcelona) que realza las visualidades y corporeidades disidentes en la pantalla grande. Aquí la teoría y la práctica convergen, y sumergen al espectador. El edificio del centro de arte es un antiguo convento que pertenecía al Orde dels Frares Eremites Descalços de Sant Agustí. El contraste agudo entre las dos existencias genera una reivindicación audaz que, de nuevo, opera desde dentro.
Habla sobre la tradición (el hilo conductor de la exposición colectiva) y el historicismo con una perspectiva crítica. ¿Por qué no podemos reescribir la historia a favor de las personas y prácticas queer que habían sido silenciadas y censuradas? ¿Por qué no utilizar la liquidad del medio videográfico para subvertir la realidad y para empoderar a las comunidades marginalizadas? Este proyecto ya empieza a señalar algunas posibles respuestas.
La artista egipcia de origen armenio despoja unas de las problemáticas más cruciales de nuestro siglo: la industria, el comercio y la explotación de cuerpos y recursos naturales. Parecido a la obra de Ortiz Herrera, nos adentra en estos conflictos con sus instalaciones épicas que desvergonzadamente retrata historias sobre la colonización y la extracción agresiva. El tono crítico es diferente al de un documental ya que canaliza el humor y la ironía ácida en sus piezas conformadas por personajes y caricaturas crudas. La colonización se sigue ejerciendo, y la artista busca recordarnos de sus raíces para crear una nueva historiografía más completa e inclusiva.
Desgraciadamente, la comunidad LGBTQAI+ sigue sufriendo daños en las Islas Canarias. La discriminación, el miedo y la desinformación plaga la sociedad y la decisión por parte del TEA Tenerife Espacio de las Artes de apostar por las voces trans* dentro del programa ‘De/tra(n)s’ es fundamental. Quizá viene demasiado tarde, pero es un gesto digno igualmente que se está repitiendo en varias programaciones institucionales alrededor del mundo. Esperamos que con la llegada de este encuentro en particular, Roberta Marrero, pueda volver a colaborar con el centro de manera más regular a partir de su conferencia que hablaba sobre su autobiografía y la cultura pop como referente para personas no normativas.
Pueden consultar más información aquí.
La monumental artista estadounidense llegó a España la semana pasada con una exposición que recorre su carrera llena de reivindicaciones sobre desplazamientos de comunidades negras y latinas mediante intervenciones arquitectónicas, la gentrificación, la borradura, la pérdida de la memoria histórica y la ecología que también se ve afectada por la falta de información y respeto hacia la naturaleza. Establece un diálogo especial con el Botín que incluye un trabajo de campo realizado con los ecosistemas existentes en las bahías que envuelven el centro cántabro.
Gallagher resalta la importancia del pensamiento transversal ya que trabaja para encontrar las maneras en que las problemáticas relacionadas con el medio ambiente y los cuerpos racializados se interseccionan y se solapan. De manera indirecta o no, nos desafía a que hagamos lo mismo, que miremos a las periferias y que encontremos sus convergencias con otros estratos de existencia en nuestro planeta.
Este espacio representa otro fenómeno que conforma el cambio de paradigma en el sector. Intentan revisar y corregir ciertas prácticas institucionales para ser más inclusivos y abiertos a nuevas voces creativas que quizá no han tenido la visibilidad que merecen. Abierto en 2019, impulsan y dan una plataforma a proyectos inéditos en la ciudad de València. Además, emplean prácticas sostenibles en la gestión del espacio como el cuidado, reciclaje y reutilización de materiales, así como la no precarización de los artistas con quienes trabajan.
Finalmente, una muestra altamente necesaria en nuestro país dedicada a Zanele Muholi llegó al Institut Valencià d’Art Modern el mes pasado. Le artista sudafricane también realza realidades no normativas en gran formato, mostrando la presencia e impacto que seguimos teniendo a pesar de los esfuerzos de borrar nuestra existencia, sobre todo en contextos africanos que presentan amenazas considerables hacia la comunidad LGBTQAI+. 260 fotografías conforman la muestra que sin remordimientos intenta representar la diversidad de las personas negras, lesbianas, gays, trans, queer e intersex, dando a conocer, sin fetichizar, a la diversidad de corporeidades que han sido víctimas de opresión, represión y discriminación por parte del heteropatriarcado y sus infinitas manifestaciones.
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