El 8 de marzo se celebró el Día Internacional de las Mujeres; una reivindicación crítica y reaccionaria a la desigualdad, la discriminación y la violencia ejercida contra varias corporeidades oprimidas. En las redes sociales hubo una inundación de respuestas de apoyo por parte de galerías, museos, centros de arte y fundaciones. El posicionamiento feminista en el mundo del arte no es una novedad, sobre todo desde el inicio del movimiento #MeToo que sacudió el Occidente en 2017.
exibart.es destaca nueve posts de Instagram dedicados al movimiento que emplean ejemplos de artistas quienes han manifestado sentimientos o posicionamientos feministas mediante su práctica artística. En algunos casos, hemos decidido incluir algunas citas para mejor contextualizar estos ejemplos con las palabras de las propias autoras.
Como apunte, es importante dejar claro que la lucha feminista continúa y se tiene que extender más allá de los muros digitales de Instagram, Facebook y Twitter. El apoyo que muestran estas entidades puede proceder de múltiples intenciones no del todo altruistas, puras y sinceras. Dicho esto, es un paso que aumenta la visibilidad de las mujeres, que impulsa su inclusión en dinámicas anticuadas que siguen vigentes en el mundo del arte, y que promueve la revisión de colecciones, archivos y fondos en favor de la interseccionalidad.
Esta galería barcelonesa publicó una captura de Réponse de femmes: Notre corps, notre sexe (‘Respuesta de las mujeres: nuestro cuerpo, nuestro sexo’) de Agnès Varda (Ixelles, Bélgica, 1928 – París, 2019). Es un documental corto de 1975 en que se pregunta «¿Qué es una mujer?» a varias mujeres de diferentes edades y clases que responden con observaciones reivindicativas y progresistas. Poéticamente teje un relato sobre la femineidad contemporánea y sus múltiples interpretaciones.
En una entrevista con El Mundo en 2017, Varda resaltó: «Sugerí a las mujeres que estudiasen cine. Les dije: ‘Salid de las cocinas, de vuestras casas, haceos con las herramientas para hacer películas'».
Se puede consultar la pieza con subtítulos en castellano aquí.
El museo balear ha compartido una serie de imágenes de obras que actualmente expone la institución dentro del marco de la exposición Personae. Màscares contra la barbàrie que presenta nuevas perspectivas sobre la Col·lecció. Se puede visitar hasta el 13 de noviembre de 2022.
En ella, se puede ver obras de artistas mujeres como Bel Fullana (Mallorca, 1985); Susy Gómez (Pollença, 1964); Maria Carbonero (Palma, 1956); Pilar Albarracín (Sevilla, 1968); Esther Ferrer (Donostia, 1937); Ana Gallardo (Rosario, Argentina, 1958); Amparo Garrido (València, 1962); y Rebecca Horn (Michelstadt, Alemania, 1944).
Destaca la obra de Fullana, cuyo tono ácido y a veces vulgar se convierte en un salvaje reivindicación de la libertad de expresión tanto verbal como gráfica.
Para mostrar su apoyo a la causa, el IVAM ha colgado el famoso retrato de Rineke Dijkstra (Sittard, Holanda, 1959) titulado «Julie, Den Haag, Netherland, February 29, 1994» que actualmente se puede ver en la exposición La fotografia al mig. Fotografia en la Col·lecció de l’IVAM des de 1950 hasta el 8 de mayo de 2022 en el IVAM Cada Alcoi.
En esta serie, la artista retrata tierna y crudamente a tres conocidas poco después de dar a luz. Dado el hecho de que sean más comunes los partos en casa en la cultura holandesa, Dijkstra quería plasmar estos momentos repletos de fuerza y determinación. Son piezas que muestran la vulnerabilidad y la solidaridad universal relevantes a los cuidados y los sacrificios.
En sus propias palabras, la fotógrafa observa: «Como fotógrafa, agrandas o enfatizas un momento determinado, convirtiéndolo en otra realidad. Por ejemplo, los retratos que hice de mujeres después de dar a luz: la realidad de esta experiencia es sobre todo el ambiente, que es muy emotivo. En la fotografía puedes escudriñar todos los detalles, lo que lo hace un poco duro: puedes ver cosas a las que normalmente no prestarías tanta atención.»
El centro ha colgado algunos extractos de un texto elaborado por la artista visual y educadora Mirari Echávarri (Iruñea, 1988) a partir de un taller impartido por la investigadora independiente Luisa Fuentes Guaza (Lorca, Murcia, 1979). La experiencia giraba en torno a la pregunta ‘¿Qué sostienen los cuidados?’ y Echávarri realizó una crónica poética en forma de epílogo para la ocasión.
En las palabras de la investigadora y facilitadora del ejercicio: «Los Cuidados o todo que significan dentro de la organización del cuerpo social, forman parte, actualmente, de la centralidad de una infinidad de debates sobre cómo ir vertebrando la responsabilidad que tiene lo público respecto a estas prácticas que hacen posible que la vida de los animales-humanos continúe gracias al trabajo silenciado e invisible de millones de cuerpos (en un 84% cuerpo mujeres).»
Más información aquí.
Para celebrar y difundir el trabajo creativo de mujeres, el museo madrileño ha propuesto un nuevo programa, 8EMES, que se extiende a lo largo del año en lugar de ser concentrado en un solo día. Arranca con un ciclo dedicado a cinco directoras de cine de países árabes: Atteyat Al-Abnoudy (Egipto, 1939-2018), Assia Djebar (Argelia, 1936-2015), Jocelyne Saab (Líbano, 1948-2019), Heiny Srour (Líbano, 1945) y Selma Baccar (Túnez, 1945).
A finales de este mes, el museo mostrará un documental sobre la pionera del arte cibernético Elena Asins (Madrid, 1940 – Azpirotz, Navarra, 2015). Asimismo, a lo largo de este mes, impulsará el proyecto «Feminismo. Una mirada feminista sobre las vanguardias», compuesto por visitas guiadas que realzan el rol de la mujer en el desarrollo del arte en el siglo XX.
Para consultar estas actividades y las múltiples otras propuestas del museo, pinchen aquí.
La Col·lecció Sorigué destaca varias piezas de artistas mujeres que forman parte de sus fondos. La colección privada de la empresa de construcción catalana contiene más de 450 piezas. Para la ocasión del 8M, comparten obras de Chiharu Shiota (Osaka, 1972), Liza Lou (Nueva York, 1969), Miriam Bäckström (Estocolmo, 1967), Cristina García Rodero (Puertollano, Ciudad Real, 1949) y Carmen Laffón (Sevilla, 1934 – Sanlúcar de Barrameda, 2021).
Destaca la serie de Bäckström, Set constructions, elaborada entre 1995-2000 en que vemos una variedad de escenas domésticas, plácidas y corrientes, que han sido severamente quemadas o modificadas. Es una reivindicación que va en contra del estatismo, la complacencia y la sumisión cotidiana.
El CAAC selecciona la obra ¿Es eso todo lo que hay? (1984–2010) de Jessica Diamond (Nueva York, 1957). En esta, vemos una ilustración en formato grande que retrata una vista alejada de los continentes de nuestro planeta acompañado por el título de la pieza escrita encima.
Se puede interpretar de varias maneras: como una frase alentadora que simplifica la ansiedad con la que nos enfrentamos a la amplitud de nuestro planta y sus varias crisis y conflictos; o como una frase estimulante para promover el hecho de que podemos hacer mejor como especie en cuanto a la ecología y la sostenibilidad, por ejemplo. Su conexión con el feminismo sería la capacidad resolutiva de las mujeres y su vista amplia que abraza la interconectividad de las problemáticas delicadas que vivimos como especie.
La obra de Cecylia Malik (Cracovia, 1975) titulada Polish Mothers on Tree Stumps muestra un momento sencillo, alegórico y casi surrealista. Transmite el fervor de la maternidad, mediante miradas que oscilan entre feroces, resistentes y determinadas.
Dice la fotógrafa de su proceso creativo: «Cuando me senté en un tronco que todavía era un árbol un día antes, pensé en cuando pasé un año trepando árboles: era más joven, más delgada, más fuerte que he sido en toda mi vida, emancipada y mis hijos no requerían cuidado constante. Pasaron siete años y he entrado en un período completamente nuevo en la vida: han pasado muchas cosas, me he vuelto más madura, he ganado un poco de perspectiva y humildad, soy la madre del pequeño Ignaś…Le pedí a (mi esposo) Piotrek que me tomara una foto sentada en un baúl, amamantando a Ignaś.»
El vídeo Cronología (1997) de María Ruido (Xinzo de Limia, 1967) reivindica la memoria personal y colectiva, y cuestiona la noción de la transcendencia y el imaginario de la mujer en sistemas laborales.
Según la artista, su obra retrata “la fragilidad y la necesaria revisión de [los] trabajos, siempre de lectura cambiante, siempre efímeros, que […] simplemente recuerdan la vulnerabilidad del tiempo y el reajuste necesario de los recuerdos en otros lugares, en otros bagajes, en otras lenguas, para incorporar las posibilidades de lecturas diferentes, incluso divergentes, pero nunca trascendentes, inmutables ni perdurables”.
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