Entrevistas

exibart.es entrevista: Eduardo Castillo-Vinuesa, confrontar el motor alimentario de Europa

La 18a Biennale Architettura di Venezia comenzó oficialmente el pasado 20 de mayo de 2023 bajo la curaduría de Lesley Lokko quien propuso el tema ‘Laboratorio del Futuro’ que alude a nuevas configuraciones sociopolíticas y estructurales que pueden engendrar abordajes innovadores a la arquitectura. Hasta el 26 de noviembre en Giardini, Arsenale y Forte Marghera se pueden ver aportaciones de 64 naciones que conforman una exposición en seis partes. Cuenta con 89 participantes, más de la mitad de los cuales proceden de África o de la diáspora africana.

«Una exposición de arquitectura es a la vez un momento y un proceso. Toma prestada su estructura y formato de las exposiciones de arte, pero difiere de éstas en aspectos críticos que a menudo pasan desapercibidos. Aparte del deseo de contar una historia, las cuestiones de producción, recursos y representación son fundamentales en el modo en que una exposición de arquitectura llega al mundo, y sin embargo rara vez se reconocen o debaten. Desde el principio, estaba claro que el gesto esencial del Laboratorio del Futuro sería el ‘cambio’,» relata la comisaria.

La propuesta para el Pabellón de España se trata de un comisariado de parte de Eduardo Castillo-Vinuesa y Manuel Ocaña. Opera bajo el título de FOODSCAPES y explora el contexto agroarquitectónico español -el motor alimentario de Europa- para abordar cuestiones globales presentando un proyecto audiovisual de cinco películas, un archivo en forma de recetario y un programa público de conversaciones, debates, eventos e investigación colectiva.

Entre los participantes se encuentran Aldayjover Architecture and Landscape (Francisco Mesonero, Iñaki Alday, Jesús Arcos, Margarita Jover), Agnes Essonti Luque, C+ Arquitectas (Manuel Alba Montes, María Buey González, Nerea Calvillo), Common Accounts (Igor Bragado, Miles Gertler), Elii [Oficina de Arquitectura] (Carlos Palacios, Eva Gil, Uriel Fogué), Gerard Ortín Castellví, Grandeza Studio (Amaia Sánchez-Velasco, Jorge Valiente Oriol), Guillermo Fernández-Abascal, Institute for Postnatural Studies (Clara Benito, Gabriel Alonso, Karol Muñozcano, Matteo Guarnaccia, Pablo Ferreira Navone, Yuri Tuma), Iván L. Munuera, Lucía Jalón Oyarzun, Lucía Tahan, Locument (Francisco Lobo, Romea Muryń), MARIO (Alfredo Lérida, Anna Puigjaner, Guillermo López, María Charneco), Manuel Bouzas, Manuel Correa, Marina Otero Verzier, María Jerez, Pablo Saiz del Río, Pedro Pegenaute, Pol Esteve Castelló, Soriano & Asociados Arquitectos (Federico Soriano, Dolores Palacios), Urbanitree (Daniel Ibañez, Vicente Guallart), Urtzi Grau and Vivian Rotie. La identidad visual y el diseño gráfico son obra de Naranjo Etxeberria.

exibart.es se aproxima al proyecto mediante esta conversación digital que mantuvimos con Eduardo Castillo-Vinuesa, co-comisario del Pabellón de España:

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Gabriel Luciani: Eduardo, ¿por qué encontráis que en este momento en la historia actual es importante dar el protagonismo a los sistemas alimentarios y evidenciar nexos entre la cultura y la agricultura?

Eduardo Castillo-Vinuesa: Nos atrajo el tema de la alimentación porque influye de muchas maneras en nuestra vida cotidiana. Desde la salud personal hasta la identidad cultural y el medio ambiente, la comida es una parte fundamental de la existencia humana. Nos fascinaba la dualidad de la comida: es un tema muy familiar al que todos nos enfrentamos en nuestra vida cotidiana, pero al mismo tiempo puede parecer extraño una vez que sigues el hilo hacia atrás y te das cuenta de adónde te lleva. Como arquitectos, nos interesaba especialmente explorar las estructuras físicas y los sistemas que sustentan la producción, distribución y consumo de alimentos y cómo pueden rediseñarse para servir mejor a la sociedad y al planeta. De hecho, la comida no es sólo algo que consumimos para subsistir; es una ventana a la historia, la cultura y la ecología de un lugar. Los platos que comemos en nuestra vida cotidiana están profundamente conectados con el paisaje, y por ello la comida también puede abordarse como una herramienta de pensamiento sistémico.

Vista de ‘FOODSCAPES,’ 2023. Fotografía de Claudio Franzini.
GL: ¿FOODSCAPES surge de un trabajo de campo previo a la elaboración del proyecto? ¿Se puede decir que nace de inquietudes personales que habéis tocado en vuestras vidas personales?

ECV: Mi formación no está directamente relacionada con la alimentación. En cambio, procedo de una formación diversa, interdisciplinar e incluso anti disciplinar, con una sólida base en arquitectura y pensamiento sistémico. A lo largo de mi carrera, me ha fascinado el modo en que la arquitectura se cruza con cuestiones sociológicas y antropológicas, sobre todo en las formas en que los seres humanos adaptan sus entornos a diversas necesidades. Estos intereses me llevaron a explorar diferentes escalas de intervención y me condujeron naturalmente al mundo de los sistemas alimentarios.

Sin embargo, una de las experiencias alimentarias más recientes y memorables que tuve fue durante mi viaje a Perú este verano, y eso sin duda ha influido en mi enfoque curatorial de este proyecto. Tuve la oportunidad de cenar en el restaurante de Virgilio Martines, un reputado chef peruano cuya misión es conectar a los comensales con los ecosistemas y paisajes únicos de Perú a través de su cocina. Utiliza ingredientes procedentes de diversas altitudes y regiones del país para crear platos que no sólo saben deliciosos, sino que también cuentan una historia de los diversos ecosistemas y el patrimonio cultural de Perú.

La forma en que conectó cada plato con el paisaje, permitiéndoles existir, fue realmente inspiradora. El enfoque culinario de Virgilio Martínez es un gran ejemplo de cómo la comida puede servir para conectar a la gente con la tierra y sus ecosistemas. Es inspirador ver cómo su pasión por los ingredientes locales y las técnicas culinarias tradicionales está impulsando también un sistema alimentario más sostenible y responsable. Son momentos como éste los que me hacen apreciar el potencial de la comida no sólo para nutrirnos, sino también para educar, inspirar e impulsar el cambio.

GL: ¿El proyecto ha estado concebido como una apología emocional a la urgencia del tema que tratáis o buscáis fomentar una atmósfera más bien didáctica? ¿Es importante apelar a los sentimientos de lxs espectadorxs con tal de instigar el cambio?

ECV: Con FOODSCAPES, nuestro objetivo ha sido poner de relieve las complejas relaciones entre la alimentación, la sociedad y el entorno construido. Al crear una plataforma de exploración interdisciplinar y colaborativa, el proyecto pretende desafiar el pensamiento convencional y provocar un diálogo significativo sobre este tema tan importante y urgente.

Creemos que comprender las cuestiones que rodean a los sistemas alimentarios y sus implicaciones culturales es crucial para afrontar los retos de la urbanización planetaria, el impacto ecológico y la dinámica social. Marginar estas conversaciones sólo obstaculiza nuestra capacidad colectiva para desarrollar soluciones innovadoras y crear los marcos necesarios para una transformación deliberada y sostenible. Si seguimos arrojando luz sobre estas cuestiones a través de proyectos como FOODSCAPES, podremos fomentar un discurso público más informado y comprometido.  

En última instancia, creemos que los sentimientos desempeñan un papel crucial a la hora de cuestionar el pensamiento convencional, ya que pueden funcionar como combustible que mantenga en movimiento el pensamiento crítico. El laboratorio del futuro debe ser un lugar de experimentación, colaboración y experiencias interdisciplinares entre humanos y entre humanos y otras especies. Debe reunir voces y perspectivas diversas para abordar los retos complejos e interconectados a los que nos enfrentamos.

Vista de ‘FOODSCAPES,’ 2023. Fotografía de Pedro Pegenaute.
GL: ¿Cómo evitáis el sensacionalismo en el tono del proyecto en general?

ECV: El proyecto profundiza en diversas fases de la producción y el consumo de alimentos, mostrando cómo estos procesos afectan al uso de la tierra, la asignación de recursos, el equilibrio ecológico y la explotación del trabajo humano y no humano. Aumenta la concienciación sobre el estado actual de los sistemas alimentarios y su conexión con el cambio climático, la posible pérdida de biodiversidad y la desigualdad social. 

No se trata de un proyecto ‘sensacionalista’; todo lo contrario. Nuestra intención con el proyecto no es hacer un juicio de valor, sino visibilizar una serie de realidades, a menudo ignoradas, e invitar al público a reflexionar sobre ellas. Muchas de estas problemáticas además no tiene “soluciones” o “respuestas” fáciles, y por lo tanto necesita de un adecuado marco desde el que plantear el debate y el intercambio de perspectivas. 

Este marco es precisamente el que hemos querido construir. Para ello nos hemos basado en estudios de casos concretos, en los paisajes operativos contemporáneos de España y en los platos tradicionales españoles, y en todo lo que se necesita para producirlos y consumirlos. Desde ahí, el resto se lo dejamos al público.

GL: ¿Consideráis que las respuestas artísticas/culturales a las crisis agroalimentarias son suficientes para detonar cambios y actitudes positivos?

ECV: No suficientes pero intrínsecamente necesarias. La cultura es una herramienta muy poderosa, aunque a menudo, los tiempos en los que opera son tan dilatados que no somos conscientes de que actúa. Por ejemplo, si en las próximas cinco décadas logramos reducir a la mitad el consumo de carne, lo cual implicaría una consiguiente disminución de las emisiones de metano producidas por la ganadería, estaríamos presenciando el impacto de un cambio cultural. Este cambio, motivado por una creciente concienciación ambiental, influiría directamente en nuestras cadenas de producción, dando lugar a un ajuste en las cadenas tróficas y una reducción notable de la industria ganadera. En los últimos años, ha habido muchos artistas y profesionales de la cultura en general que han sentido la necesidad de centrarse en la comida y su producción, pero como arquitectos, tanto Manuel como yo hemos sentido la necesidad de destacar cómo la comida está profundamente conectada con la arquitectura y el paisaje. La comida no es sólo algo que consumimos para subsistir. El cómo producimos, distribuimos y consumimos alimentos tiene implicaciones más allá de nuestras mesas e interseca inevitablemente con múltiples cuestiones urgentes y globales: la actual crisis ecológica, la instrumentalización de la mano de obra migrante, los derechos de los animales, etc. Con FOODSCAPES, hemos tratado de poner de relieve las intersecciones entre los sistemas alimentarios, los entornos urbanos y la forma en que el ser humano configura su entorno, para poder abrir el debate sobre muchas de estas temáticas.

GL: ¿Sentís que algunxs de lxs artistas seleccionadxs, mediante sus obras, presentan propuestas alternativas o soluciones a las crisis vividas actualmente o solo destacan las problemáticas?

ECV: Creo que las posibles respuestas a una determinada problemática son siempre deudoras del modo en que formulamos la pregunta en primer lugar. Creo que todos los artistas invitados proponen formas de ver las cosas de otro modo, para desde ahí poder proponer otras soluciones innovadoras. Dicho esto, el equilibrio entre proposición y análisis varía en función de cada una de las propuestas. No obstante, sí que la tercera parte del proyecto, que consiste en una plataforma de investigación a futuro, sí que adopta una postura explícitamente propositiva. Nuestro objetivo es taxonomizar y recolectar estrategias, dinámicas, tecnologias o modelos agrologisticos con el potencial de transformar el sistema alimentario en los próximos 10-20-30 años, y promover al finalizar la bienal aquellas propuestas con mayor potencial, aplicándolos en casos de estudio reales a modos de prototipo.

Vista de ‘FOODSCAPES,’ 2023. Fotografía de Pedro Pegenaute.
GL: ¿Cómo esperáis que sea la recepción del público? ¿Creéis que una selección de piezas de videoarte —por no decir documentales— dentro del marco de la Biennale es una manera eficaz de poner sobre la mesa estas cuestiones amenazadoras?

ECV: El proyecto tiene muchas capas, y permite distintos niveles de implicación en función del interes y la voluntad del público. Nuestro objetivo era hacer un pabellón profundo y complejo, imposible de abarcar en su totalidad en los 7 minutos que de media un visitante de la bienal pasa en un pabellón. Aquellos que dediquen ese tiempo, posiblemente salgan del pabellón reflexionando sobre las implicaciones sistémicas de algo tan cotidiano como un plato de comida y sobre las arquitecturas “bastardas” que viabilizan su existencia, y eso, para un pabellón ya es una victoria. Los más interesados por el tema tendrán no obstante la capacidad de adentrarse mucho más profundo en la “madriguera de conejo” de FOODSCAPES descubriendo en el proceso el sin fin de mundos alien a los que estan conectados nuestros paladares y las problemáticas de urgencia apremiante que intersecan en estos lugares. 

GL: ¿Se dará una especie de continuidad al proyecto una vez acabado para que sea accesible a una variedad de públicos que quizá no tuvieron la oportunidad de ir a visitar la Biennale?

ECV: El proyecto se ha concebido como un proyecto abierto y duradero. Los cortometrajes y la publicación Total Recipes serán accesibles durante los meses que dure la bienal a través de la plataforma web de FOODSCAPES. Pero estos son sólo dos de los tres «bloques» que componen FOODSCAPES. El tercero y más importante consiste en una plataforma de investigación colaborativa que se despliega a través de un programa público de actos, debates, charlas y actuaciones, organizado en colaboración con el TBA21, la European Climate Foundation y una amplia red de universidades y colectivos tanto de España como del contexto local Veneciano. Como ya mencioné antes, el objetivo final de la dicha plataforma es la recolección, a lo largo de los 5 meses de la bienal, de lo que llamamos el FUTURE FOODSCAPES COMPENDIUM; una catálogo de soluciones útiles para un futuro sistema alimentario más justo, resiliente y ecológico. Los casos de estudio más prometedores del compendio serán testeados a través de prototipos reales en distintas localizaciones durante una segunda fase del proyecto en 2024. 

Vista de ‘FOODSCAPES,’ 2023. Fotografía de Claudio Franzini.
Gabriel Virgilio Luciani

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