La palabra ‘trovador’ en castellano viene de la lengua occitana. Una de las posibles explicaciones etimológicas es que proviene del verbo ‘trovar’ que significa ‘encontrar;’ es decir uno que encuentra, encuentrador. Flatform, un dúo italiano de artistas e investigadores afincado entre Berlín y Milán, cuenta con un repertorio denso, fangoso y, sorprendentemente humorístico. Los miembros se complementan y se contrastan: uno viene del sur, el otro del norte, pero dejan claro que son uno. De hecho, insisten —con razón— que prefieren salir en la entrevista como un ser amébico y no ser nombrados por separado. Dos voces devienen una; una muerte del ego, una fusión de bienes, una unión sagrada.
La carrera profesional de Flatform fue celebrada durante el festival de cine y arte, Intersección, en A Coruña este fin de semana pasado. Se les dedicó un foco especial dadas las imágenes de Flatform que «tienen una poesía nacida del constante interés por prestar atención a esos otros tiempos que finalmente se entrecruzan con nuestras vidas, y por darles un lugar o forma visible en la maravillosa ilusión que es la imagen en movimiento. El protagonismo es compartido y repartido equitativamente, de manera que se vuelve espacial, colectivo, multitemporal, desapareciendo un poco, aunque no del todo, el espectador humano…las piezas de Flatform nos hacen mirar con mucho cuidado, una atención que hasta hace no mucho no formaba parte del paradigma en absoluto. La mirada en este caso es a la vez codiciosa y cuidadosa», según Noa Castro Lema.
Como dúo, medían entre los polos y las geografías distintas no solo de su país de nacimiento sino de los alrededores del mundo. Exploran y encuentran paisajes y cartografías social y políticamente complejos. Sus intervenciones les han llevado hasta la remota comunidad de Funafuti, la capital de la nación insular oceánica Tuvalu. Juegan con el paisaje y la mirada del paisaje. Mediante su vídeos meditativos, Flatform deja plenamente evidente que «la naturaleza también nos mira a nosotros, no solo nosotros a ella». Es uno de los ejes vertebrales más contundentes del conjunto de su trabajo. Los arbustos, árboles y campos agrícolas son los protagonistas de sus videocreaciones. Los seres humanos, y nuestras huellas arquitectónicas indelebles, cogen un segundo plano.
«Es una mirada en acción», explica Flatform de su obra. Activan la mirada del espectador mediante una intervención curiosa que evidencia la latencia de los miembros participativos y activos de nuestro mundo que suelen pasar desapercibidos. Gracias a una técnica de edición que juega con nuestro sentido simétrico y normativo del espacio-tiempo, los contenidos de sus creaciones se vuelven inequívocamente vivos. Insisten que ya lo son, pero son ellos quienes lo relatan al espectador.
Volviendo a los contrastes y complementos, hay un juego entre la gravedad de las temáticas exploradas por Flatform —la crisis climática, la insostenibilidad de la actividad humana, el pensamiento binario, el antropoceno, etc.— y la levedad con la cual las explican. Se detecta un humor lúdico, casi humorístico pero cínico en el tono de su trabajo. Comentan que «trabajamos con la naturaleza y la naturaleza es algo muy complejo. Se deriva un poco de la filosofía medieval y la imposibilidad de definir la naturaleza. Entonces hay un cinismo, pero en realidad no se trata de eso sino de una empatía y una compasión sobre algún aspecto de la naturaleza, su multiplicidad y complejidad».
Continúan: «Somos muy conscientes de cómo el ser humano se ha comportado con la naturaleza y pretendemos adentrarnos en esto. Y otra cosa ligada a la naturaleza lúdica y casi cínica de nuestras películas es lo que consideramos una especie de nodo: el extrañamiento. Lo utilizamos para abrir nuevas posibilidades y consideraciones sobre lo que sucede en la naturaleza. El extrañamiento nos da la posibilidad de representar lo monumental, y así es posible verlo en su totalidad física y mental. Se trata de guiar la mirada para atravesar tiempos y lugares muy alejados entre sí. Lo monumental en la totalidad: para nosotros esto es la naturaleza».
La naturaleza que brama y susurra. Es totémica pero invisible, omnipotente pero menospreciada. Sus filmes realzan estas contradicciones y equivocaciones humanas mediante la absurdidad y el juego espacio-temporal. Por ejemplo, en Quantum de 2015, graban un plano estático de una aldea italiana. Nessun dorma de Turandot de Giacomo Puccini, una aria arquetípica y casi patriótica de Italia, suena mientras una serie de focos escenográficos invasivos hacen evidente la pequeñez de la aldea, que de repente parece una maqueta minúscula. El artista multimedia estadounidense, Zach Blas, hace uso de otra aria patriótica, Con te partirò de Andrea Bocelli en Contra-Internet (2015-2019) que evoca la misma atmósfera masculina y satírica.
exibart.es cuestiona las intenciones taxonómicas de Carlos Linneo, naturalista sueco del siglo XVIII, padre de las definiciones binarias y la codificación dicotómica entre Artificialia y Animalia. En cambio, ¿no es la extrañeza, la absurdidad, lo inesperado —aspectos inherentes a su obra— realmente lo que emana la naturaleza?
Flatform afirma que está muy de acuerdo: «Somos uno, y la subjetividad impone que seamos dos, pero en una relación intentamos volver a ser uno, así que la heterogeneidad de la naturaleza es una. El momento exacto, ese estado, cuando lo uno es múltiple y lo múltiple es uno. Y esto lo vemos en la filosofía medieval y queríamos abordar la cuestión binaria porque está relacionada con muchas cosas que son próximos al ser humano: la guerra, quién tiene razón y quién no…se trata de un proceso político, pero en la naturaleza nos interesa la figura de Benoît Mandelbrot quien dice todo es uno al principio y durante el desarrollo. Björk cita muchas veces la teoría fractal de Mandelbrot».
Volviendo al tono de sus proyectos idiosincráticos, descubrimos que exibart.es no es la primera entidad que ha preguntado por el aire estrafalario o excéntrico de su obra. «Sí, algunas cosas son más bien humorísticas, es una reacción que puede haber. No es nuestro objetivo, pero nos gusta que se pueda interpretar así. Hay otra película que tenemos, incluye un paisaje y varias capas, y jugamos con el orden de cuándo se ven las cosas y esto puede ser humorístico. Recuerdo un momento en el que una de los miembros del jurado de la Bienal de Venecia dijo que durante Non si può nulla contro il vento [No se puede nada en contra del viento] ¡se rió! Confundió un árbol, un elemento natural, por un personaje que hablaba y que salía fuera del encuadre como si estuviera caminando. Y no es la primera vez que recibimos estos comentarios. No es el origen de nuestra consideración, pero nos alegramos de las diversas respuestas».
La noción del ‘tiempo’ es altamente importante en su obra. Exploran las diferencias de tiempo y perspectiva entre una miríada de existencias no-humanas —término empleado en los textos escritos sobre las obras de Flatform. La planta cuenta con un reloj distinto al nuestro. Por ejemplo, el sevillano Federico Guzmán tiene expuesto en el Centro de Creación Contemporánea de Andalucía (C3A) un reloj compuesto por flores que abren en distintos momentos a lo largo del día. Es una manera de contar el tiempo en concordancia con la naturaleza.
«Bueno, el tema del tiempo es enorme, porque exploramos muchos tiempos diferentes. Está el tiempo que se vive y luego el tiempo cronológico. Ambos son verdaderos. Así que estamos en una situación cuantitativa constantemente porque ayer fue ayer. Esto no es una contradicción porque, tal y como vemos en la naturaleza, el tiempo es una multiplicidad. Hay un tiempo totalmente creado por nosotros y otro que es más una combinación natural…uno es convencional y el otro está más relacionado con la naturaleza. Intentamos utilizar esto dentro de nuestro trabajo, incluir ambos sin posicionarnos y definir uno como bueno y otro como malo…ambos coexisten».
Esta polifonía melódica y a veces atonal es inherente a sus aproximaciones a los conflictos entre humanidad y naturaleza. El tiempo cuantitativo y cronológico es un factor que distancia al ser humano del resto de existencias de nuestro planeta. Quizá uno de los objetivos de Flatform es volver a sincronizarnos mediante una fusión de varios tiempos y perspectivas solapados.
«Como particularidad en nuestro trabajo, construimos diferentes tiempos en la misma imagen. Esto es lo que llamamos una ‘composición,’ o una imagen sinfónica. No creemos que la realidad sea singular, sólo lo que se vive. Existe como una escena y un conjunto, como decía Jacques Lacan que en lo ‘real’ todo existe al mismo tiempo, nada se ausenta. Esto es importante porque lo que definimos como novedad, es que lo que ves viene de la realidad pero existe sin función y no es útil porque no existe para ti como humano. Como en las matemáticas, el mundo anterior no era comprensible, no era cercano a nuestra mente, y lo que intentamos es volver a un estado más genuino».
Dada la proliferación del término ‘post-humanismo,’ queríamos saber la opinión de Flatform cuyo trabajo emplea sujetos no-humanos. Aquello que es no-humano, ¿no es una extraña forma de decir ‘todo lo demás’?
«Trabajamos a partir de un pensamiento que es muy simple en cierto modo: los organismos vivos piensan porque si se vive se piensa y si se piensa se vive. Es simple, pero no ocurre si tú crees que estás pensando y el otro organismo quizás no. Es un poco parecido a la diferencia entre emociones y sentimientos, la emoción es la fase original, una relación o reacción con tu entorno. Si analizamos este fenómeno, podemos llamarlo ‘sentimiento.’ A lo mejor no podemos afirmar que todos los organismos vivos tienen un pensamiento estructurado, pero sin duda alguna tienen una reacción al medio ambiente. Relativamente y emocionalmente, pero no sentimentalmente».
La afectividad, es decir la capacidad de afectar y ser afectada/o, puede ser el punto de unión entre las multiplicidades de existencias que hay en el planeta. «No hay jerarquía, y para volver a lo post-humano, ¡ha habido tantas definiciones! Hay lo que plantea Rosi Braidotti y luego hay otras más relacionadas con la idea de futuro de la humanidad tal vez…ciborgs y demás. Pero siempre desde lo humano: un humano que puede convertirse en post-humano. Es como el gato que se muerde la cola, siempre son las ideas de los procesos lineales. El tiempo de la naturaleza, en cambio, no es lineal, pero si piensas de esta manera, eso significa que sólo tienes el punto de vista humano. Lo que sucedió como resultado como Braidotti señala, Donna Haraway también, es que no es un problema de los humanos que reflexionan sobre la naturaleza humana, pero igualmente es importante pensar más allá de la centralidad de lo humano».
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