exibart.es entrevista: la curadora Sara Catalán, sobre un nuevo proyecto de Bienal en Barcelona
Entrevistas
Desde 2014, la curadora independiente Sara Catalán está al frente del proyecto The Over, un hub cultural y espacio galerístico no convencional nacido en Brooklyn, Nueva York, y actualmente ubicado en Barcelona. De sus inicios, el proyecto conserva el formato colaborativo, compartiendo el espacio expositivo con un teatro liderado por Guya Colorio (hablamos de ello extensivamente hace unos meses). Mas allá de un espacio expositivo, Catalán reivindica que The Over es también un lugar de encuentro e intercambio, así como una herramienta para acompañar a lxs artistas en sus procesos de creación.
Gracias a la colaboración con el hotel boutique Pol & Grace en el barrio barcelonés de Sant Gervasi, The Over organiza además una serie de residencias artísticas dirigidas a poner en contacto lxs creadorxs invitadxs con el tejido cultural de la ciudad. Durante su estadía, lxs artistas residen en el hotel y tienen acceso a un espacio de estudio, además de disfrutar de la posibilidad de conocer las instituciones locales. Entre lxs residentes acogidxs por The Over hasta ahora, figuran: Nontsikelelo Veleko (Johanesburgo, 1977); Admire Kamunzengerere (1981, Harare, Zimbabue) y Mo Laudi (Polokwane, 1978)–ambos entrevistados por nuestra jefa de redacción Gabriel Luciani; Amina Zoubir (Argel, 1983); Emeka Okereke (Aba, Nigeria, 1980), entre otrxs.
Catalán nos explica que para ella «el comisario es, sobretodo, un agente catalizador», que pone su conocimiento y red de contactos al servicio de lxs artistas. Con este mismo espíritu, y acompañada por el experto en branding y fotógrafo Eduardo Vega Patiño, hace un tiempo la curadora decidió embarcarse en otro proyecto que se estrena oficialmente este año. Se trata de la Bienal de Arte de Barcelona, plataforma con que lxs dos fundadorxs aspiran a crear «diálogos alternativos a la narrativa eurocéntrica». Enfocada en el proceso, más que en los resultados –según nos explica su co-fundadora– la Bienal se suma a las más de cien ya existentes en todo el mundo. Sin embargo, como reivindica Catalán, este será un evento singular pensado «con la ciudad y para la ciudad».
Carolina Ciuti: Antes de empezar a hablar de como surgió la idea para una nueva bienal de arte, me encantaría conocer tu visión con respecto a la curadoría. ¿Cómo la definirías?
Sara Catalán: Para mí el comisariado consiste en el acompañamiento de los artistas en cuanto a pasar tiempo con ellos, vivir pequeñas cosas juntos y entender quienes son y lo que hacen. De esta experiencia compartida, nace entonces la posibilidad de escuchar sus proyectos y de facilitarlos. El comisario es, sobre todo, un agente catalizador, con quien el artista puede generar un discurso compartido para que su obra alcance su mayor potencial y llegue a tener un impacto significativo y duradero en el entorno y en el tejido cultural de una ciudad. El comisariado surge siempre de un diálogo; es una manera de reaccionar –de la forma más honesta posible– a lo que percibes a través de pasar tiempo con una persona o en un contexto.
En línea con esta filosofía, fundé The Over en 2014: el proyecto nació con la idea de aplicar el valor social del arte en la acción artística. Entonces, inauguré las residencias para dar vida a un modelo de trabajo que no asfixiara tanto a los artistas y que fuera alternativo al modelo comercial tradicional. De esta manera, fui entendiendo que el comisariado se basaba en escuchar, ver y después reaccionar, proponer. Después de cuatro años de residencias en Pol & Grace, me di cuenta que ese modelo era quizás el que nos permitía dar mayor espacio y libertad a los artistas con quienes colaborábamos… por esta misma razón, decidimos que fuera también la base sobre que se iba a fundar la Bienal.
CC: Como se apunta también en el dossier de presentación del proyecto, hoy en día hay una proliferación de bienales a nivel global. ¿En qué momento tuvisteis la idea para otra bienal y por qué decidisteis adoptar ese formato?
SC: La intención de trabajar en la Bienal de Arte de Barcelona data de 2019, cuando visitamos la 58ª Bienal de Arte de Venecia, comisariada por Ralph Rugoff bajo el título May You Live In Interesting Times. Hablamos con varios artistas y comisarios, preguntándoles qué era lo que les encajaba y lo que no les encajaba de ese modelo. Así, empezamos a desgranar y deconstruir el concepto mismo de bienal. A lo largo de los años, y gracias a la organización de múltiples grupos de trabajo y de debate, llegamos a la conclusión que queríamos crear una bienal alternativa al modelo tradicional existente. La Bienal de Arte de Barcelona quiere ser una anti-bienal, una deconstrucción de la bienal habitual, en respuesta a las necesidades de los artistas.
De costumbre, las bienales siguen una organización que es mas bien vertical: hay un comisario que propone un tema y los artistas responden a ese tema. A menudo las obras son creadas fuera de la ciudad donde se celebra el evento y luego transportadas ahí: en las bienales tradicionales, la ciudad actúa como un mero contenedor. En nuestro caso, en cambio, queríamos que Barcelona tuviera una presencia central. En lugar de ser una bienal que se celebra cada dos años en una ciudad por azar como entorno, la Bienal de Arte de Barcelona se crea con la ciudad y para la ciudad. Los artistas están invitados a residir aquí, para conocer desde cerca el contexto. Nosotros les facilitamos el tiempo y el espacio para hacer investigación, para encontrarse con los vecinos, las organizaciones e instituciones locales, con el objetivo de permitirles desarrollar un proyecto que tome la forma de una exposición, de una jam-session, de una comida, de un workshop…esto lo deciden los artistas: queremos que el proceso sea muy libre. La ciudad y los artistas son protagonistas de nuestra propuesta.
CC: Aunque lxs artistas no respondan directamente a una temática central elegida por un ‘comisario-autor’, ¿seguís algunos criterios específicos para seleccionar a quien participe, por ejemplo en relación a la edad o la procedencia geográfica?
SC: Queremos que el programa sea lo mas diverso posible. En general, nos decantamos por invitar a artistas internacionales que nos ayuden a crear diálogos alternativos a la narrativa eurocéntrica, pero estamos muy abiertos. Es clave que la selección que hagamos sea relevante también para el público local, que aporte un valor a los debates que se están teniendo hoy en la ciudad. Por lo que hemos visto hasta ahora, muchos de los artistas con quienes contactamos tienen un interés por hablar de migración e inmigración, con todo lo que sucede después: acceso a la vivienda, violencia del sistema, etc…también está muy presente el debate sobre las responsabilidades coloniales y el concepto relacionado de chosen amnesia, amnesia colectiva.
CC: ¿La participación estará abierta también a artistas vinculadxs con el contexto ciudadano?
SC: Queremos que surja el interés de manera espontánea. Es posible que se inviten a artistas locales, pero habrá otros que reaccionarán espontáneamente a los eventos que se generen y nos parece interesante dejar espacio para ello. El artista internacional es el eje central, alrededor del cual se activarán sinergias e interacciones con otros artistas de la ciudad o con cualquier otra entidad relevante. Si un artista invitado nos plantea un tema específico, lo dirigimos a un espacio en donde pueda llevar a cabo esta investigación o lo ponemos en contacto con otros artistas locales que estén trabajando sobre ese mismo tema.
CC: Hablando de ‘tiempos’: ¿cuánto tiempo conlleva gestar un evento como una bienal de arte? ¿De qué tiempo dispondrán lxs artistas para llevar a cabo su investigación? ¿Habrá un momento específico dedicado a la muestra de los resultados y cuándo será?
SC: Como decía, el diálogo acerca de la Bienal de Arte de Barcelona empezó en Venecia en 2019. En ese momento, cuando aún no sabíamos que pasaríamos por una pandemia, planeábamos celebrarla antes que en 2023. Sin embargo, nos fue muy bien poder hacer el ‘parón’ del confinamiento y poder revisar todas las decisiones que habíamos tomado hasta ese momento. Empezando este año, la Bienal terminará en 2024 coincidiendo con Manifesta [la Bienal Nómada Europea que el año que viene llegará a Barcelona]. Nos parece que tenga todo el sentido del mundo que los dos eventos coincidan: ¡Cuantos más seamos, mejor! ¡Cuanto mejor le vaya al otro, mejor para todos! En el mundo del arte esta apertura a la celebración conjunta es necesaria y pensamos que era interesante aprovechar de esa coyuntura para nuestra primera edición. Aún no hemos cerrado las fechas exactas para la presentación final de los resultados, pero sí que habrá. En todo caso, lo que más nos interesa es que cada artista tenga un proceso de un mes de residencia, y que dentro de ese mes pueda gozar de una burbuja co-creativa en la ciudad; también habrá actividades dedicadas a cada uno de los artistas durante su mes de residencia.
Es importante destacar que contamos con el Gremi d’Hotels de Barcelona, para conseguir que toda la ciudad, así como el área metropolitana estén involucradas. Vamos a seleccionar hoteles que estén en barrios relevantes para los artistas. Queremos seguir una modalidad triangular que tenga en cuenta de los siguientes factores: 1) interés del artista; 2) barrio/hotel; 3) institución. Queremos crear distintos núcleos-triángulos de este tipo en toda el área metropolitana. Esto requiere tiempo y sabemos que un mes de residencia quizás no sea mucho; pero los artistas tienen agendas muy llenas, y un mes puede llegar a ser complejo de gestionar. Cuando pensamos en la duración de la residencia, nos decantamos por una opción que nos parecía convenir a todo el mundo. Seguro que habrá procesos de producción que necesitarán mas tiempo y que se alargarán, pero en principio sería esto.
CC: Y la complicidad de los hoteles está en el hecho de alojar a lxs artistas que vengan de fuera…¿correcto?
SC: Sí. El modelo es parecido a la colaboración entre The Over y Pol & Grace: el hotel también mima al artista, le permite utilizar sus espacios, le deja una habitación…además, el equipo del hotel se involucra mucho para acompañar al artista durante su estadía.
CC: Lo que me parece más interesante de vuestra apuesta es justamente el intento de enfatizar el proceso (situado) por delante de los resultados finales –cosa que quizás caracterice la mayoría de bienales «tradicionales».
SC: La parte más importante de la residencia para nosotros es el tiempo que pasamos con el artista, lo que compartimos con el del proceso creativo: ¡sería una lástima perderse todo esto! En cada conversación, en cada paseo, en cada momento compartido –como puede ser el visionado de una película–, hay mucho que surge y que vale la pena mostrar. Por lo que desde el principio tuvimos claro que era algo a enfatizar, ya que no sucede en las bienales tradicionales. Creemos también que esta sea la mejor forma de generar un interés por parte de la ciudad.
CC: Hablando de esto, ¿por qué escogisteis Barcelona como sede para vuestra propuesta? Me quedan claros tus vínculos profesionales y personales con la ciudad, siendo también tu lugar de nacimiento y la sede de The Over, ¿pero hubo alguna razón más?
SC: Nos dio la sensación que tanto los artistas como la ciudad lo estuvieran pidiendo. Es un momento de transformación en el mundo del arte en Barcelona: con las nuevas direcciones en MACBA o Santa Mònica, me parece que estaba presente en al aire una necesidad de arriesgarse, de cambiar, de repensarlo todo. Creo que fue esta la razón que nos llevó a elegir Barcelona, mas que cualquier otro atractivo que pueda tener la ciudad, como por ejemplo el turismo. De entrada nos basamos mucho en el público local, pero no descartamos la participación de turistas que viajen por motivos culturales.
CC: Tal y como apuntas, parece que en los últimos años el tejido artístico de la ciudad esté superando la anterior fase de crisis y despertando de un estado de torpor que duraba hace bastante tiempo. En este sentido, son un ejemplo MACBA, Santa Mònica, pero también La Virreina, La Capella, así como todo el circuito de Fàbriques de creació. Has hablado mucho de la voluntad de trabajar «con la ciudad»: ¿estáis pensando colaborar con alguna de las entidades que hemos nombrado o con otras instituciones públicas?
SC: La intención es que haya mucha relación con todos los espacios que mencionas; estamos en proceso de conversación con varios, pero no podremos oficializar ninguna colaboración hasta la primavera. Dentro de que queremos crear un modelo de evento horizontal y diverso, es esencial enlazar vínculos con todo el tejido. También con otras bienales que existen ya en la ciudad, como la Biennal del Pensament, o la Biennal Ciutat i Ciència.
CC: ¿Y con qué tipos de apoyos económicos contará el evento?
SC: Aún estamos cerrando algunos acuerdos, pero queremos que la Bienal se apoye en un modelo mixto de recursos públicos y privados. Además, el hecho de trabajar con artistas que tienen proyección internacional, nos permitirá contar con la cooperación de fundaciones privadas y/o embajadas. Todo esto requiere más trabajo porque hay más elementos a coordinar, pero al final genera mucha flexibilidad dentro de la reacción a las propuestas de los artistas.
¿Tuvisteis algunos referentes específicos a la hora de imaginar la estructura y el funcionamiento de la Bienal?
La Bienal de Sao Paulo fue seguramente un referente de empoderamiento no desde la institución, sino desde la gente que participa. Después, evidentemente miramos a Manifesta y documenta, así como a la Bienal de Lagos. Esta última ha tenido muy pocas ediciones –empezó en 2017– pero destaca seguramente por sus contenidos. Su director Folakunle Oshun estuvo presente en algunas de nuestras conversaciones iniciales, sobre todo en referencia a cómo generar un modelo de evento libre dentro de las presiones políticas. Hace falta mencionar también la Bienal de Dakar, y sobre todo el proyecto Raw Material Company-Centre for Art, Knowledge and Society dirigido por Koyo Kouoh. Durante la 14ª edición de la Bienal de Dakar, el espacio acogió una propuesta que me impactó mucho: la exposición The Specter of Ancestors Becoming del artista Tuan Andrew Nguyen (Saigón, Vietnam, 1976) en colaboración con la comunidad senegalo-vietnamita residente en la ciudad que se creó de la empresa colonial francesa. El proyecto quería arrojar luz sobre las historias de las figuras femeninas de esta comunidad, madres y pilares de familias que son parte integral del tejido social senegalés. En la inauguración de la exposición estaban muchas de las mujeres que habían participado en el proyecto, las abuelas con sus nietas…fue un ejemplo de compromiso con el tejido que me impresionó muy positivamente.
Para resumir, ¿qué tiene que esperarse el público de la Bienal de Arte de Barcelona?
Empezamos con las residencias este año y durante todo 2024; no habrá pabellones, no habrá un solo espacio, sino un recorrido expositivo por distintos lugares de Barcelona y del área metropolitana. Durante este tiempo, habrá también la posibilidad de conocer a los artistas implicados a través de presentaciones públicas, eventos, etc…Aunque habrán actividades cerradas para un público profesional, la mayoría serán abiertas y gratuitas para todo tipo de público.
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