El pasado 8 de julio de este año, La Virreina Centre de la Imatge inauguraba en Barcelona Érase una vez, la exposición más exhaustiva hasta la fecha del trabajo de Leeds Animation Workshop. Bajo la curaduría de la investigadora Victoria Sacco, la muestra reúne a la casi totalidad de películas realizadas por el colectivo independiente entre 1978 y 2015.
Organizada de forma cronológica y temática, la exposición permite adentrarse en el proceso creativo de LAW, acompañando las treinta y nueve películas seleccionadas con muchísimo material de archivo. La lectura resultante es la de un trabajo increíblemente comprometido y visionario, un conjunto de piezas de «una actualidad sorprendente y aterradora al mismo tiempo».
En ocasión de los últimos días de esta imperdible exposición –que podrá visitarse en La Virreina Centre de la Imatge hasta el domingo 15 de septiembre– nos reunimos con Victoria Sacco, para descubrir un poco más sobre el colectivo y la metodología detrás de la muestra.
Carolina Ciuti: ¿Cómo surgió la idea de una exposición dedicada a Leeds Animation Workshop?
Victoria Sacco: La idea surge de una generosa invitación del director de La Virreina, Valentín Roma. Si bien en el pasado algunos festivales ya habían presentado el trabajo del colectivo, así como el Arxiu Xcèntric que conserva algunas de sus piezas, nunca hasta ahora se había hecho una exposición que recogiera todo su material; y no solo sus películas, sino también el material de archivo.
CC: El trabajo de LAW destaca por su naturaleza cooperativa y por su compromiso social. ¿Con qué objetivos se formó el colectivo en 1978?
VS: En realidad el colectivo se reúne por primera vez en 1976 para realizar una suerte de herramienta o película que concientizara sobre la necesidad de guarderías públicas. Eran un grupo de mujeres que venían de círculos feministas de distintos ámbitos y que se unieron justamente para hacer el primer film –Who Needs Nurseries? We Do!–, que se encuentra también al inicio del recorrido expositivo. El film tomó dos años en realizarse y, en ese periodo, las integrantes del grupo se constituyeron oficialmente como Leeds Animation Workshop.
CC: En el momento en que nació LAW, Reino Unido se enfrentaba a una de las más graves crisis económicas nacionales hasta la fecha. Además, de ahí a pocos años, el país atacaría militarmente a las Islas Malvinas en Argentina (1982) y la conservadora Margaret Tatcher ganaría las elecciones generales (1983), dando inicio a una fase política y económica de increíble austeridad. Paralelamente, en el medio del gran fermento cultural de aquellos años, destacarían propuestas artísticas abiertamente contrarias al status quo. Entre ellas, las obras de LAW, que proponían análisis directas sobre temas urgentes como la falta de normas de tutela social en el ámbito laboral, la privatización, la desigualdad y la violencia de género, la crisis de la vivienda, la contaminación ambiental, y mucho más.
Lo que me fascinó al visitar la exposición fue el carácter terriblemente actual de las películas realizadas por LAW…Esto, sin duda, habla mucho de la sensibilidad de la mirada de las integrantes del colectivo, pero también de la incapacidad de la(s) clase(s) política(s) de repensar nuestro modelo productivo y el pacto social.
¿Cómo elegían los temas a tratar las autoras de LAW? ¿De qué manera organizaban el trabajo internamente (pienso en la conceptualización de los filmes, en la escritura del guión, en la realización y difusión del material)?
VS: El trabajo del colectivo siempre fue colaborativo; muchas veces intercambiaban los roles, aunque a comienzos de los años noventa empezaron a decidir qué rol asumiría cada una dentro de la realización de cada film. Aunque siempre iban comentando el proceso y trabajando de forma dialógica.
Los temas siempre respondieron, diría, a cuestiones que tenían que ver con las urgencias del momento. Así como su primera película respondía a un problema muy concreto como era la falta de guarderías, entonces todos los films que realizaron durante los años ochenta también respondían a problemáticas muy concretas que estaban relacionadas con el contexto en el que se situaban.
En A Matter of Interest (1990), por ejemplo, analizan la deuda internacional y cómo esta se generaba en un momento en el que todos los países empobrecidos empezaban a contraer préstamos de manera muy violentas y poco legales. En el film cuentan de Brazico como de una dictadura que solicita un préstamo cuyos intereses son gigantes y siempre conversábamos a este respecto de la actualidad, de ese mecanismo que ellas llevan a una ficción no tan ficción. O por ejemplo en Give Us a Smile (1983) investigan el acoso que sufren las mujeres en los espacios públicos, también a través de los medios de comunicación. Y ese film responde a una serie de asesinatos por parte del llamado ‘Destripador de Yorkshire’ que se suceden en esos años en Inglaterra.
CC: Uno de los tratos distintivos de las películas de LAW es el uso del animación como método de trabajo —herramienta que, lejos de infantilizar los contenidos tratados, los hace potencialmente accesibles a grandes públicos. ¿Nos podrías hablar un poco sobre esta específica decisión formal y sobre el carácter también pedagógico de la obra de LAW?
VS: Muchas de ellas venían de ámbitos que no estaban relacionados con el cine, sino más bien con la educación, la sociología o el teatro. Y lo que explican es que no tenían los medios económicos para poder filmar con cámaras, alquilar estudios, contratar a actores; pero sí que tenían «lápiz y papel». Y con estas herramientas podían dibujar y trabajar temas que las interpelaban.
Hay algo que señalas que es el carácter pedagógico y accesible de todas sus producciones. Ellas creo que siempre entendieron el cine de animación como una herramienta; de hecho, para cada uno de los films, generaban también cuadernillos como puntos de arranque para tener discusiones en torno a las distintas problemáticas tratadas.
Hay una serie que se llama Out to the Family, donde se habla del reconocimiento de la condición gay en entornos familiares. Y, en uno de los cuadernillos relacionados con la serie, generan un vocabulario para distinguir los conceptos de identidad de género, sexualidad y homofobia. El hilo conductor de todo su proceso creativo es la intención de dar herramientas que funcionen en torno a los films para poder generar discusiones.
CC: Como centro de la imagen, con sus programas La Virreina explora justamente el valor estético e ideológico de las imágenes. ¿Podrías hablarnos de la técnica de realización de las animaciones de LAW?
VS: En este sentido me parece que es interesante destacar dos cosas. Por un lado, el trabajo de investigación que hacen en torno a cada uno de los problemas que abordan. Muchas veces colaboran con asociaciones o instituciones que, digamos, están destinadas a investigar o a dar soporte a las problemáticas que están trabajando.
Y por otro lado, hay un trabajo de escritura en donde ellas van simplificando las formas de expresión de aquellas ideas y posición en las que se paran. Me acuerdo que me contaban que muchas veces, para llegar a plantear los guiones, pasaban por tres estadios y que en cada uno tenían una contrapartida material, un texto más largo, un texto más corto y una suerte de nota que debía dar cuenta de esta capacidad de síntesis para explicar algo. Así como los distintos puntos de vista y las distintas formas de experimentar un mismo problema.
Creo que ahí también se ve el espíritu pedagógico del que hablábamos antes.
CC: Habiendo distribuido más de 40 cortometrajes, LAW ha generado una biblioteca de imágenes que son la fotografía de una y de múltiples épocas simultáneamente: ¿cuál es para ti su valor hoy en día?
VS: Sin duda han generado un registro de imágenes muy potente, pero me gustaría señalar a la vez que también han creado un registro sonoro de voces y de acentos igual de potente. Hay algo desde el nombre del propio colectivo, Leeds, que pone el acento en algo que no es el centro de producción cultural: Londres. A ellas les interesaba remarcar esta producción desde una ciudad distinta a la que se arrogaba la producción cultural. Y hay algo también interesante a la hora de producir estas imágenes, tal como señalas, que tiene que ver con esa diversidad étnica y de naciones.
Ellas tienen esta agudeza desde los años setenta de ser muy conscientes de esa diversidad y de la importancia de la representación de esa diversidad tanto visualmente como en términos de acentos, de las formas de hablar el inglés. Y sobre el valor de su trabajo coincido contigo: los planteos que hacían ya a fines de los años setenta, las problemáticas que identificaban, tienen una actualidad sorprendente y aterrorizante al mismo tiempo.
CC: Referente a los circuitos de distribución, ¿cómo y dónde podían verse las obras de LAW en los años ochenta?
VS: Comenzaron a mostrar sus producciones en distintos tipos de circuitos de formaciones o agrupaciones feministas, pero también en festivales de perspectiva feminista. Y en los años ochenta se funda el Channel 4, el canal de televisión británico de transmisión pública que estaba destinado a dar cabida a producciones de cine independiente, como también las de LAW. Y a partir de allí, pues estos eran un poco los circuitos que abarcaban: desde circuitos de discusión y políticos, hasta circuitos que tenían que ver con formas de circulación más tradicionales dentro del cine.
Hay una serie que a mí me llamó la atención: se trata de Dads Inside and Out y Good to be Home que tratan de lo que sucede cuando un integrante de una familia entra en la cárcel. Y este proyecto lo realizaron en colaboración con una organización vinculada justamente con estas situaciones –Relate and Action for Prisoners’ Families. La serie circulaba en las bibliotecas de las cárceles, como un material de consulta.
Las obras de LAW se han programado en contextos como la Mostra Internacional de Films de Dones de Barcelona, el Arxiu Xcèntric, pero también en circuitos que están muy alejados de lo que se puede entender por un circuito de cine documental.
CC: Esta exposición es la primera muestra exhaustiva a nivel nacional e internacional del trabajo de LAW. Delante de una producción increíblemente prolífica a lo largo de los años, ¿qué metodología investigativa y curatorial adoptaste para definir el recorrido expositivo y seleccionar las obras?
VS: La exposición recoge treinta y nueve films de los cuarenta y dos que han producido hasta la fecha: ¡casi la filmografía completa de Leeds Animation Workshop!
A partir de ahí empezamos a generar programas fílmicos en torno a un tema. Entonces, la exposición se organiza cronológicamente, avanzando por décadas, pero en el contexto de cada sala hay una serie de programas de films que trabajan temáticas similares. Por ejemplo, en el caso de la Sala 2, los films seleccionados coincide con la época del gobierno liberal de Margaret Thatcher.
O la Sala 4, que nombramos ‘Érase una vez’, que reúne las cuatro películas, que son citas a cuentos tradicionales. U otros films que dan cuenta, como te comentaba antes, de cuestiones que tienen que ver con las familias cuando uno de sus integrantes entran en prisión.
En términos metodológicos, fue también clave poder ir a visitar su taller en Leeds, estar ahí, trabajar con ellas, conversar en torno a los films, revisar el archivo. Y sin duda, los inputs de Terry Wragg, una de las integrantes fundadoras del colectivo, fue capital.
Y más allá de esto, ellas, como colectivo, siempre tuvieron como una conciencia muy clara y ordenada a la hora de pensar sus producciones. Así que, de alguna manera, pudimos dejarnos guiar por algunas líneas que ellas ya habían pensado con antelación.
CC: En tu trabajo como investigadora y trabajadora cultural, destaca el acompañamiento a artistas como Muntadas y Pedro G.Romero, con quienes has realizado múltiples proyectos a largo plazo. En este sentido, la exposición en La Virreina fue, quizás, un proceso distinto: podrías hablarnos un poco más de esto?
VS: Es cierto que he trabajado con artistas a los que, dentro de un marco, les he ayudado a desarrollar una investigación, pero en algún punto no sé si hay tantas diferencias. Porque, finalmente, se trata de profundizar en una serie de trabajos, en un tema, en unos textos, creando una mirada.
Quizás el tema de la autoría o del rol que yo ocupo al respecto de este proceso final parecería ser distinto. Pero, en todos los casos, considero que son procesos de investigación y diría que los abordo con un espíritu muy similar. Distinto es cuando quizás hago proyectos de coordinación.
CC: Después de más de cuarenta años de actividad, el trabajo de LAW sigue luciendo por el compromiso de sus contenidos, aunque con formas distintas: ¿cómo ha cambiado? ¿El colectivo sigue manteniendo una metodología de trabajo colaborativa como en sus inicios?
VS: Sí, el colectivo sigue manteniendo un metodología de trabajo colaborativa. Las integrantes han ido cambiando con el tiempo, pero siguen activas y con voluntad de trabajar en colectivo. Muchas cosas cambiaron en estos cuarenta años. Sí que hubo un decantamiento por ciertos roles en los que cada una de ellas trabajó, por ejemplo. Pero siempre se mantuvo una continuidad en la metodología general, en la perspectiva y la forma en la que ellas trabajan, de manera crítica, con el objetivo de producir piezas audiovisuales accesibles, entretenidas, planteando siempre una línea de fuga a los problemas que nos acucian.
Lo que nos interesaba resaltar en la exposición es cómo esa agenda de temas contemporáneos, contextuales, se fue abriendo. No son los mismos los temas de los años ochenta –que hablaban del acoso de las mujeres en el espacio público, o el tema de la vivienda, aunque tienen ambos actualidad, u otros temas como la deuda internacional–, que los de los años noventa –cuando empezaron a interesarse por cuestiones medioambientales, cuestiones que tienen que ver con la integración de las distintas generaciones en el seno familiar, la separación de una pareja, los procesos de duelo, o las formas de ahorrar energía, o las situaciones que pueden vivir las personas con dificultad de aprendizaje en contextos de visitas a los médicos.
Entonces, para mí hay una ampliación de unas temáticas que es absolutamente palpable y que va también un poco acompasando o acompañando a su tiempo.
CC: ¿Dónde pueden consultarse hoy en día las obras de LAW?
VS: Todos los trailers de las películas se encuentran en su página web y ellas también distribuyen sus films. Hay algunas que se pueden visualizar en el Arxiu Xcèntric, y luego hay otras plataformas online que las distribuyen por importes muy asequibles. Todas están en inglés, algunas con subtítulos a otros idiomas. Me importa destacar que la singularidad de la exposición en La Virreina es que hemos traducido y subtitulado todo el material al español.
CC: Para quien no conozca el trabajo de LAW, recomienda tres películas significativas de tres momentos distintos de su trayectoria.
VS: Pues recomendaría Risky Business, de 1980, Waste Watchers, de 1996, y por último, Working With Care, de 1999.
Risky Business tiene mucho sentido del humor y una banda sonora que es absolutamente pegajosa, crítica y ácida. Y relata cómo se pueden integrar las medidas de seguridad en una empresa, y de cómo los intereses económicos chocan con los intereses de las vidas y el cuidado de las personas.
Waste Watchers, en cambio, nos presenta una agente secreto que es enviada a la Tierra para ayudar a los humanos a gestionar y a cuidar de la energía. Al llegar a la Tierra, la agente va recibiendo cartas de distintas personas que le consultan sobre cómo resolver cuestiones que tienen que ver con el consumo energético.
Por último, Working With Care forma parte en la exposición de esta tetralogía de películas que citan y tergiversan cuentos tradicionales de reinas, reyes, príncipes y princesas, pero en este caso protagonizadas por mujeres que atraviesan dificultades o una serie de problemas a resolver. En este caso puntual, vemos a una princesa que acaba de tener un niño junto a su príncipe; para cuidar del bebé recién llegado, llama a las hadas madrinas que ya son mayores, y acaba cuidando de ellas y de su bebé al mismo tiempo, mientras también intenta articular su nueva vida con su voluntad de trabajo. El desafío a resolver consta básicamente en encontrar una solución a este problema tan real, concreto y actual.
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Victoria Sacco colabora desde 2014 con LOOP Barcelona, donde actualmente se desempeña como directora artística.
Es profesora de la Escola Superior de Disseny (ESDi) y la Universitat Carlemany (UCMA). Escribe para La Maleta de Portbou y es la editora de ‘Muntadas. Con/Textos III, una antología de textos críticos’ publicado por la Virreina Centre de la Imatge en 2020. Recientemente, ha comisariado la exposición Érase una vez de Leeds Animation Workshop en la Virreina Centre de La Imatge.
Ha colaborado con Antoni Muntadas y, posteriormente, con Pedro G. Romero como asistente de investigación en sus proyectos artísticos y curatoriales.
Fue coordinadora de proyectos y luego co-directora de la fundación Quo Artis y, en Barcelona, también ha trabajado en investigación y producción de exposiciones para el Museu d’Art Contemporani de Barcelona, la Fundació Antoni Tàpies y la Fundació Joan Miró.
Se licenció en Historia del Arte por la Universidad de Buenos Aires y, posteriormente, realizó el Programa de Estudios Independientes del Museu d’Art Contemporani de Barcelona y el Máster en Comisariado de Arte y Nuevos Medios de la Escola Superior de Disseny (ESDi).
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