Abel Jaramillo cierra su residencia en Azkuna Zentroa en el marco de Babestu, el programa de Apoyo a la Creación del Centro, con la muestra individual de su trabajo "Ninguna noche en llamas". Se trata de un proyecto multidisciplinar que toma como punto de partida la imagen en movimiento y la escritura para abordar la construcción de relatos, los mecanismos narrativos de la historia, la idea de transformación a través del lenguaje y las imágenes que transitan y se replican en distintas épocas. A partir de diversas historias que dialogan con el fuego, el artista trabaja en una "película modular" que reflexiona sobre la mirada y la escucha, las conexiones entre lugares y tiempos y la potencialidad narrativa de las ficciones. Desplegar una película: una y tres. "Ninguna noche en llamas" se sitúa entre la imagen en movimiento y la escritura para abordar la construcción de relatos, los mecanismos narrativos de la historia, la idea de transformación a través del lenguaje y las imágenes que transitan y se replican en distintos momentos. A partir de diversas historias que dialogan con el fuego, se despliega una película modular, una película que es lo que queda de una trilogía de películas que reflexionan sobre la mirada y la escucha, las conexiones entre lugares y tiempos y la potencialidad narrativa de las ficciones. Un incendio que es un juego entre el relato y la imagen: aquel fuego que no tiene tiempo, este fuego que es ficción. El fuego que son todos los fuegos, como en Cortázar. Un espacio híbrido donde pensar la frontera entre el texto y la imagen. El suceso en la escena, la historia en otra voz, dos fuegos diferentes que coexisten y un relato que no fue, pero que sucede. Una película como un incendio: una y quince mil.