Fotografía cortesía de Es Baluard Museu d'Art Contemporani de Palma, 2021.
Camins d’horabaixa. Iniciació al bosc [Caminos de la tarde. Iniciación en el bosque] es el título de la nueva exposición comisariada por Horacio Fernández en Es Baluard Museu d’Art Contemporani de Palma. Se trata de una muestra individual dedicada a la obra de Álvaro Perdices (Madrid, 1971) que invita al público a adentrarse en un claro del bosque dentro de un museo. Perdices lo ha construido a partir de fotos de otro claro del bosque situado cerca de Bunyola, en la Serra d’Alfàbia mallorquina. Del 16 de junio hasta el 1 de octubre de 2023 se podrá ver la muestra en el Museu.
Los claros del bosque son lo contrario de los bosques oscuros y aterradores de los viejos cuentos infantiles, el dominio de lo salvaje, las bestias y las personas sin ley ni civilización. Asimismo, para el artista los claros del bosque son lugares de aprendizaje y de revelación así como una pedagogía. Las fotos presentan una escuela en el bosque llamada Ses Milanes; una etapa de un proyecto en desarrollo que el artista continúa en otras escuelas sin paredes de Tenerife y Vizcaya.
La instalación apela a la memoria del espectador, que también fue niño y en la escuela disfrutó más del patio que del aula. Hay presencias latentes e invisibles que es fácil imaginar y sentir. Para empezar, faltan los niños de Ses Milanes porque están jugando al escondite fuera de plano. También son elípticas las figuras de los claros del bosque que pintaron Giorgione o Poussin, así como las brujas videntes de Macbeth, el filósofo que pierde la senda para pensar mejor o el caminante que deja su bastón en el suelo, se sienta en una piedra y saca un cuaderno para anotar algo o dibujar un apunte.
Álvaro Perdices cree que los árboles no sacrificados son la herencia. Plantea preguntas como por qué la zarza es menos venerable que el árbol longevo. No acepta que la continuidad de la historia de un árbol monumental sea lo más importante. Le preocupa que los olivos trasplantados no tengan apenas raíces ni produzcan nada en su reinventada vida decorativa.
El artista ha trabajado con las grandes obras de arte del Museo del Prado. También ha sido maestro de escuela. Enseña lo que ha aprendido en aulas y exposiciones. Tanto el museo como la escuela son demostraciones de que el arte puede ser plaza pública y claro del bosque, corazón y piedra.
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