A principios de este mes, las galerías de Palma de Mallorca han inaugurado la temporada veraniega bajo el paraguas de Art Palma Summer, un programa diseñado para promover y difundir el arte contemporáneo entre el público balear. En su novena edición, la manifestación ha abarcado las ciudades de Palma, Andratx y Pollença, reuniendo las propuestas de más de 60 artistas locales e internacionales y de 23 espacios.
El evento procede de una iniciativa de la asociación de galerías Art Palma Contemporani, de la que actualmente forman parte 12 entidades: ABA ART LAB, BARÓ, CCA Andratx, Galería Fermay, Galeria Fran Reus, KEWENIG Palma, LA BIBI, L21 Gallery, Maior Pollença, Galeria Pelaires, Pep Llabrés Art Contemporani y Galería Xavier Fiol. Presidida por Fran Reus (quien entrevistamos hace unos meses), la asociación fundada en 2004 es un pilar fundamental en la promoción de la escena cultural en la ciudad y el extrarradio.
Para quien nunca ha visitado la capital mallorquina, Palma y sus alrededores se presentan como un entorno sorprendentemente vital desde un punto de vista artístico; junto con el gran número de galerías comerciales que conforman la asociación, destaca de hecho la presencia de instituciones como Es Baluard Museu d’Art Contemporani de Palma, la Fundació Miró Mallorca, o de notables iniciativas privadas como COSTER Art i Natura.
Cabe mencionar, además, que la mayoría de las galerías comerciales se encuentran en edificios que son destacados ejemplos de la rica herencia arquitectónica de la isla, fusionando estilos tradicionales mallorquines con vestigios de su pasado industrial. Muchas, como la Galería Pelaires, están alojadas en casas señoriales del casco antiguo, que presentan características distintivas como patios interiores, arcos de medio punto y detalles en piedra de marés. En contraste, otras están ubicadas en antiguos almacenes y fábricas restauradas, como la Galería Fermay o la nueva sede de L21 Gallery, donde se conserva la estructura original, incorporando elementos modernos que respetan el carácter del lugar. Un caso singular es el de KEWENING Palma, sede paralela inaugurada en 2004 por la galería alemana, que se encuentra en una antigua capilla medieval del siglo XIII.
En cuanto a la programación de cada galería, no sorprende que la oferta veraniega haya decretado al medio pictórico como protagonista. Este fenómeno también se evidenció en la última feria ARCOmadrid, donde las presentaciones escultóricas, fotográficas e instalativas fueron escasas, y el vídeo, como en muchas ferias tradicionales, fue progresivamente desapareciendo. Pero, ¿estamos presenciando un regreso al medio pictórico o es, más bien, una respuesta evidente a las exigencias del mercado?
En el recorrido por el arte de la capital mallorquina, destacan, sin embargo, propuestas de gran calidad. A continuación, presentamos una selección.
La exposición Una fascinación de Diego Delas (Aranda de Duro, 1983), comisariada por Cristina Anglada, ocupa la segunda planta del edificio con una narrativa visual construida a partir de objetos interconectados. En la primera sala, una serie de grandes cuadros domina el espacio, sus motivos y paleta cromática evocando las labores populares con una potente simplicidad. En la segunda sala, un ambiente más íntimo, con pinturas y textiles de menor tamaño. Ambas incluyen esculturas dispuestas como exvotos, con sujetos que evocan un mundo fantástico y mágico. Las obras funcionan como amuletos, prefabricados a partir de materiales naturales y reminiscentes de las cartas del tarot.
Este paisaje enigmático debe, además, su inspiración al concepto de tarantismo que, como se lee en el texto curatorial, «es un conjunto de prácticas que empleaba la música y la danza para tratar alteraciones psíquicas producidas, supuestamente, por la picadura de una araña». En el análisis del tarantismo y de las tradiciones populares relacionadas, para el artista fue fundamental el descubrimiento de la figura del historiador y etnólogo napolitano, Ernesto de Martino.
El espacio Pelaires Cabinet acoge Liminal, la primera exposición de la artista dominicana Julia Aurora Guzmán (1993) en la galería, comisariada por Laura González y en colaboración con Chiquita Room. Guzmán, quien es artista residente en La Escocesa (Barcelona), participó en la sección Opening de la pasada edición de ARCOmadrid, con Chiquita Room, en un precioso diálogo formal con la fotógrafa Alba Yruela.
Liminal explora «la transitoriedad de la vida, los sistemas de apoyo y los rituales y celebraciones». La muestra, organizada según un recorrido ascendente, destaca por la diversidad de materiales y técnicas manuales utilizadas (cerámica, fibra de vidrio, textil). El íntimo espacio de Cabinet transforma la experiencia expositiva en algo muy personal, similar a una invitación a entrar en un útero, una capilla o un espacio sagrado dedicado al recogimiento y la meditación. Cada obra establece conexiones que invitan a una interpretación cruzada y a una experiencia introspectiva y universal, creando una dinámica espacial que guía al visitante a través de un viaje interno y contemplativo.
La muestra reúne una nueva colección de trabajos de la artista inglesa Lydia Gifford (1979). Se trata de pinturas de distintos tamaños que destacan por su calidad escultórica. En el trabajo de Gifford, la materialidad juega un papel central: sus pinturas son el resultado de la superposición de distintas capas de color, así como de telas y linos de su archivo, haciendo de sus obras superficies cautivadoras para el tacto.
Estos cuadros despliegan, en cierto modo, la intimidad del proceso creativo de la artista en el espacio de la galería, fusionándose con él y elevando la experiencia individual a una propuesta de contemplación colectiva. La paleta de colores anaranjados y terrosos constituye un continuum con las paredes del edificio y, al mismo tiempo, transporta al público en una dimensión natural, donde la fricción entre lo interior y lo exterior se resuelve en un diálogo espléndidamente conseguido.
El trabajo interdisciplinar del mallorquín Julià Panadés (1981) destaca por la integración del humor y lo absurdo como elementos cruciales. Su práctica aborda lo conceptual, fusionándose con una profunda conciencia crítica y ecológica. La naturaleza de la isla de Mallorca, así como sus entornos urbanos, constituyen a menudo el punto de partida para sus investigaciones formales, proporcionando también al artista objetos encontrados que, frecuentemente, se convierten en protagonistas de sus instalaciones.
La exposición Pa, suor i pols [Pan, sudor y polvo] en la Galeria Fran Reus condensa todos estos aspectos, proponiendo a la vez una reflexión sobre la saturación turística en la isla y la emergencia climática.
Al margen del circuito de galerías de la asociación Art Palma Contemporani, la capital mallorquina ofrece la posibilidad de descubrir otras iniciativas independientes. Entre ellas, merece una mención TACA, un espacio de encuentro y cultura contemporánea en el casco antiguo, impulsado por el mismo Julià Panadès.
«TACA nació como proyecto personal sin ánimo de lucro con el objetivo de tener una incidencia real en la comunidad», explica el artista y fundador. «Responde a la falta de espacios locales donde desarrollar proyectos que no encuentran cabida en el circuito de galerías o instituciones oficiales, dando visibilidad a la comunidad artística local no representada en esos espacios».
Durante sus nueve años de trayectoria, TACA ha acogido proyectos multidisciplinarios pensados específicamente para el espacio, a la vez que se ha transformado en un lugar de residencia e investigación, respondiendo a las necesidades de sus colaboradorxs. Asimismo, ha desarrollado una propuesta orgánica, fusionando obras de artistas locales con contribuciones de creadorxs y curadorxs internacionales.
Este verano, TACA acoge la exposición Amarre y sedución de Ricardo León Cordero, que transforma el diminuto espacio expositivo en una dimensión ritualística donde se encuentran objetos mundanos, amuletos y vestigios de archivos personales o compartidos.
Cuando se visita Mallorca, el espacio COSTER Art i Natura, impulsado por el escultor pollensí Amador Magraner hace tan solo dos años, también merece una visita. Este proyecto busca crear un vínculo entre «el arte, las personas y la naturaleza», promoviendo prácticas artísticas sensibles al entorno, en este caso, el del Puig de Maria de Pollença.
En su primera exposición participaron las artistas Eva Lootz (Viena, 1940), Susana Solano (Barcelona, 1946) y Stella Rahola Matutes (Barcelona, 1980),algunas de las cuales dejaron obras de manera permanente en el entorno natural del monte. Entre ellas se encuentra La cama de Penélope (2022), propuesta site-specific de Lootz, inspirada en un episodio de la Odisea de Homero.
Actualmente, el espacio también acoge piezas permanentes de Katinka Bock (Frankfurt, 1976) y Ludovica Carbotta (Turín, 1982), realizadas en 2023 en el marco de las intervenciones Segmentos, mareas y pindrops y Paphos, comisariadas por Alexandra Baudelot y Francesco Giaveri, respectivamente.
En el futuro, el espacio aspira a convertirse en un refugio de referencia en medio de la naturaleza para el desarrollo de procesos creativos multidisciplinarios, residencias de escritura y, por qué no, eventos como proyecciones al aire libre.
El Centro de Residencias Artísticas de Matadero Madrid abrirá sus puertas el próximo 23 de…
Bajo el título 'El caso de l(a casa) museo(a)', el museo alavés reúne la primera…
La reconocida artista alemana, figura clave del videoarte contemporáneo, vuelve al museo madrileño para presentar…
En su cuarta edición, con una programación diversa y colaborativa, la Setmana de l’Art reafirma…
También este año, tras las dos ediciones anteriores, CIFRA entrega su premio en Loop Art…
Es la mayor exposición en España de Grada Kilomba, destacada por su obra sobre memoria,…