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El Centro Andaluz de Arte Contemporáneo (CAAC) presenta Constelaciones abstractas, una exposición dedicada a la obra de Pepa Caballero (Granada, 1943 – Málaga, 2012), figura clave de la abstracción española contemporánea. Inaugurada el 13 de diciembre, la muestra, comisariada por Carmen Cortés e Isabel Garnelo, estará abierta hasta el 4 de mayo de 2025 en el Claustrón Este del CAAC, ofreciendo un recorrido exhaustivo por cinco décadas de creación. En este se encuentran pinturas sobre lienzo, obras en papel y composiciones modulares que evidencian una investigación continua en torno al color, la geometría y la interacción espacial.

Lejos de limitarse a un homenaje biográfico, la retrospectiva pone el foco en los valores estéticos y conceptuales de su obra. Desde sus primeras exploraciones en la década de 1970 hasta sus últimos experimentos con el trampantojo y la perspectiva, Caballero trabajó incansablemente en redefinir las fronteras de la abstracción. Su uso de la retícula como estructura organizadora y su apuesta por la modularidad en polípticos demuestran un interés por la expansión del espacio pictórico y su diálogo con el entorno expositivo.

Instalada en Málaga en los años 70, Caballero comenzó a explorar la abstracción desde una paleta limitada a tonos oscuros, destacando las series Rojos y Negros. Estas primeras composiciones muestran un dominio de la retícula, a menudo sugerida de forma sutil, y una temprana inclinación hacia la experimentación modular. Para Caballero, los polípticos no eran piezas cerradas, sino configuraciones abiertas que podían recombinarse según criterios diversos, una práctica que resalta su interés por la variabilidad y la interacción entre los elementos compositivos.

En la serie Después de la poda, introdujo matices experimentales que evocan técnicas del puntillismo y el impresionismo. Aquí, la retícula no sólo organiza el espacio, sino que también abre paso a una mayor libertad cromática, con colores saturados y un ritmo compositivo ágil que sugiere velocidad en la ejecución.

Su regreso a Málaga en los años 80 coincidió con un periodo de viajes que enriquecieron su vocabulario visual. Inspirada por Grecia, Roma y Estados Unidos, desarrolló series como Partenón y Mediterráneo, donde los recursos arquitectónicos y los ecos del arte clásico se entrelazan con la abstracción. En estas obras, los colores se suavizan, predominando los ocres, azules y grises, mientras que las líneas verticales y la retícula ganan protagonismo como elementos compositivos. Asimismo, comenzó a organizar sus pinturas en dípticos y trípticos, introduciendo una narrativa visual que conecta las piezas como capítulos de un mismo relato.

Durante los primeros años del siglo XXI, Caballero profundizó en conceptos espaciales, incorporando líneas diagonales y horizontales en detrimento de la retícula. Este periodo es notable por el uso audaz del color y por composiciones que integran el espacio expositivo como parte fundamental de la obra. Colores como el azul, amarillo y negro adquieren protagonismo, mientras que la influencia de maestros como Fra Angelico se refleja en un tratamiento más pictórico y espiritual.

El tramo final de su carrera, entre 2011 y 2012, sintetizó las búsquedas de toda su trayectoria en lo que el crítico Demetrio Paparoni denomina «abstracción redefinida». Obras como Tríptico del agua e Ingravidez revisitan las formas y estructuras de su primera época, pero con una mayor sofisticación en el uso del color, donde el dorado reemplaza al blanco como tono predominante.

Con Constelaciones abstractas, el CAAC no sólo recupera la figura de Caballero, sino que la posiciona como una de las voces fundamentales en el panorama de la abstracción española. Su legado, basado en la exploración del color, la modularidad y la interacción espacial, trasciende el marco de lo pictórico para plantear preguntas sobre la relación entre arte, espacio y espectador. Esta exposición, resultado de años de investigación y trabajo curatorial, es una invitación a descubrir el universo plástico de una artista que, con su obra, continúa expandiendo los límites de la abstracción.