Silvia Bächli en la Biennale di Venezia, 2009. Cortesía del Centro Botín.
Entre el 11 de mayo y el 20 de octubre de 2024, la gran monográfica, Partitura, se inaugurará en la primera planta del Centro Botín. La muestra recogerá obras recientes de la artista suiza Silvia Bächli (Baden, 1956), incluyendo nueva producción en diálogo con dibujos anteriores.
Desde finales de la década de 1970, Bächli se ha dedicado al dibujo como práctica que depende y se entrelaza profundamente con su cuerpo y sus movimientos, tanto en la esfera doméstica como en el paisaje. Sus dibujos pueden interpretarse como rastros de registros sensoriales —un paseo por el campo, un cuerpo que siente dolor, un poema provocador— y gestos corporales —la extensión del brazo, la fuerza de la mano o el ritmo de la pincelada—. En palabras de la propia artista, «Los dibujos son acciones. Las líneas narran historias. ¿Qué hacen estas líneas? ¿Dónde empieza una línea? ¿Toca otra línea? Aparecen las palabras, ¿cuáles vienen a la lengua?.»
Para esta exposición, comisariada por Bárbara Rodríguez Muñoz, directora de Exposiciones y de la Colección del Centro Botín, la artista ha creado una partitura para el espacio expositivo: una secuencia de grupos rítmicos de dibujos colgados a diferentes alturas e intervalos que, a lo largo de las salas, van sumando significado en su persistente acumulación. Bächli trabaja insistentemente con medios modestos y limitantes: papel blanco de diferentes tamaños, cualidades y tonos sobre el que aplica tinta china, carboncillo, gouache o pastel. Su proceso es secuencial: la artista dibuja en hojas de una pila, una tras otra, y va disponiendo constelaciones de obras en la pared de su estudio que son consecutivamente interrogadas, reorganizadas y rechazadas, hasta que descubre algo que le parece adecuado y sorprendente.
Esta exposición arrojará luz tanto sobre la continuidad como sobre los cambios progresivos que se dan en su obra: desde sus fragmentos de cuerpos nerviosos en blanco y negro y sus figuras femeninas ensimismadas, hasta sus interpretaciones en naranja quemado de la estructura reticular o sus recientes superficies expansivas en color. La muestra incluye la obra das, la instalación de Bächli en el Pabellón Suizo de la 53a Bienal de Venecia (2009), además de una instalación mural en colaboración con Eric Hattan.
«Las sencillas y sensuales propuestas visuales de Silvia parten de su uso constante de la línea y la variabilidad de la pincelada como base expresiva, dando lugar a composiciones murales que parecen cobrar vida: respirar, moverse, descansar o gritar. Encarnan los exquisitos actos de cuidado y atención con los que Silvia se involucra con su entorno, elevando cada gesto pequeño y mundano. Ha sido un honor y una alegría acompañar a Silvia en el proceso de elaboración de esta exposición expansiva, pensar con ella sobre el ritmo de la muestra, las texturas, la melodía y la forma en que nuestros visitantes se sumergirán en la ‘partitura’ que ha creado para el Centro Botín,» asegura Bárbara Rodríguez Muñoz.
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