Hasta el 24 de septiembre de 2023 la pintura será protagonista de los espacios de la planta baja del MARCO, Museo de Arte Contemporánea de Vigo, con la gran individual de Lluís Lleó (Barcelona, 1961). El artista catalán heredó de su abuelo y de su padre la fascinación por las pinturas románicas del Vall de Boí. Este interés por las técnicas tradicionales se ve reflejado en su obra, en la que aplica la técnica del fresco a través de la utilización del pigmento en estado puro.
Sus trabajos más recientes se caracterizan por una conjunción entre la escultura y la pintura, a medio camino entre figuración y abstracción. Lleó sabe combinar a la perfección pintura y relieve, confiriendo al conjunto un matiz casi arquitectónico. Esta especie de organicismo pictórico espacial en el que el material brota de la tela, es transmisor de dicotomías como lirismo-contundencia, presencia-transparencia y orden-caos.
La obra de Lleó ha reflexionado con frecuencia sobre el trabajo y los conceptos teóricos y espaciales de la arquitectura (caso de su serie sobre Álvaro Siza), a partir de cuestiones como la escala, las formas, los materiales, la geometría y la emoción. Y une, de un modo natural, el compromiso contemporáneo con el estudio y conocimiento de las técnicas clásicas.
Esta exposición, la primera en un museo español tras su regreso de Nueva York, donde ha residido durante varias décadas, muestra su obra de los últimos años –pinturas y dibujos sobre distintos soportes, grandes papeles flotando en los patios, esculturas y estructuras que dialogan con las salas de la planta baja–, junto a una selección de trabajos anteriores considerados referenciales. Como eje arquitectónico y simbólico de la muestra, la instalación que ocupa el panóptico central, donde el artista ha instalado una estructura circular de acero revestida de terracota pintada al fresco, compuesta por 365 bloques que componen un itinerario vital.
Pittore es el título con el que el MARCO de Vigo presenta, por vez primera en un museo español, una completa panorámica de la producción reciente de Lluís Lleó (Barcelona, 1961) desde su regreso de los Estados Unidos en 2017. Un trabajo, realizado en la distancia del retorno a su tierra natal, que ofrece una mirada retrospectiva e introspectiva de su experiencia de casi treinta años en América.
El corazón de la muestra es el panóptico, donde Lleó ha instalado una estructura circular de acero revestida de terracota pintada al fresco, The Perfect Year, una pieza iniciada en 2008 tras el fallecimiento de su padre, también pintor.
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