La exposición de Festes i des/Fetes de Marga Ximenez (Barcelona, 1950), que se presenta del 1 de febrero al 15 de marzo de 2025 en el Museu Can Mario de Palafrugell de la Fundació Vila Casas, explora la complejidad de los límites entre lo público y lo privado a través de una selección de esculturas e instalaciones que abarcan desde el año 2000 hasta la actualidad. Comisariada por Elina Norandi, esta muestra reúne una serie de obras que abordan temas como la memoria colectiva y personal, la violencia de género, y las tensiones políticas, todo ello a través de un enfoque técnico y poético profundamente ligado al arte textil.
La obra de Ximenez se caracteriza por transformar materiales reciclados en poderosas obras que cuestionan las fronteras entre lo personal y lo colectivo, a través de medios como el tapiz, la escultura textil y la instalación interdisciplinaria. Tomando objetos cotidianos como sábanas, toallas y ropa interior crea un lenguaje propio que reflexiona sobre la sociedad y las desigualdades. A lo largo de su carrera, la artista ha explorado su propia identidad mediante una serie de trece heterónimos inspirados por Fernando Pessoa —entre los que hay hombres, mujeres, una pareja y un colectivo artístico—, los cuales le han permitido diversificar y profundizar en sus investigaciones artísticas mediante el juego de las identidades paralelas.
«El vínculo con el origen es el punto de partida de toda la producción de Ximenez, que se sitúa en el orden simbólico de la madre y que anula, con una fuerza infinita, el poder del patriarcado. Las instalaciones escultóricas de Ximenez, construidas siempre con materiales reciclados –en un ejercicio consciente de evidenciar la necesidad de proteger el planeta de la violencia capitalista–, suponen una negación de los límites tradicionales del medio textil y también constituyen una invitación a reflexionar sobre la disipación de los límites entre aquello que se considera público y aquello que es privado», explica Norandi.
En la exposición, se destacan piezas como La Vuitena Arma (2000-2005), una serie de esculturas realizadas con pantalones reciclados que aluden a la brutalidad de los conflictos bélicos y la violencia sexual como arma de guerra. Estas obras transforman el tejido en un medio de denuncia, con una potente carga simbólica sobre el sufrimiento de las mujeres en tiempos de guerra. A su vez, la instalación Fugida (2008) hace referencia a las personas desplazadas por la violencia, representando la huida forzada a través de una cómoda vacía, rodeada de fardos de ropa que simbolizan la pérdida del hogar y la incertidumbre.
El trabajo de Ximenez no solo se alimenta de su propia historia familiar, sino que también se nutre de un compromiso social y político que se refleja en piezas como Fils de reparació (2021), en la que la artista hilvana los nombres de las mujeres que han trabajado a su lado a lo largo de su trayectoria. A través de la costura y el bordado, la obra se convierte en un homenaje a las mujeres silenciadas en la historia del arte, aquellas cuyas contribuciones no fueron reconocidas en su momento. En esta pieza, el tejido se presenta como un acto de reparación, uniendo pasado y presente en un gesto de resistencia contra el olvido.
En L’interrogatori (2022), invita a una reflexión sobre la violencia de género y la represión policial, utilizando materiales reciclados para transformar el sufrimiento en una declaración visual poderosa. La família (2001) aborda la historia de desplazamiento forzado de las familias, vinculando la memoria personal con las luchas políticas y económicas que obligan a las personas a abandonar sus hogares en busca de un futuro mejor.
En de festes i des/fetes (2017), tres tapices enrollados recogen historias de violencia vinculadas al capitalismo y el patriarcado, como la explotación infantil en empresas textiles. Estos tapices no solo funcionan como un archivo histórico, sino que también se convierten en un poderoso comentario conceptual sobre la esclavitud laboral, la tortura y la violencia de género.
En Un mar a la cuina (2007-2008), Ximenez establece un contraste entre la intimidad de la cocina y la inmensidad del mar, utilizando utensilios de cocina transformados en barcos para simbolizar la capacidad creadora femenina y la resistencia en contextos adversos. La obra pone en valor los actos de creación cotidiana.
Por último, en Soc el temps que em queda (2004-2006) aborda la fragilidad de la vida y la cercanía de la muerte a través de elementos como un columpio, un vídeo y suelas de zapatos desgastadas. La obra establece una conexión entre lo íntimo y lo universal, utilizando el columpio como una metáfora del tiempo suspendido.
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