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Después de unos meses de impasse dedicados a las obras de rehabilitación y adecuación del nuevo espacio, el Centre d’Art Contemporani abre las puertas de su nueva sede dentro del mismo recinto. Y lo hace con Ciutat de sorra [Ciudad de arena], exposición monográfica dedicada a la obra de David Bestué (Barcelona, 1980) y comisariada por Marta Sesé.

Con esta propuesta realizada ad hoc para las tres plantas del centro, Bestué revisa algunos de los momentos significativos en la transformación de su ciudad natal, sugiriendo otras lecturas posibles entre realidad e idealización. La pregunta «¿qué configura la historia de una ciudad?» constituye el punto de partida para el ambicioso proyecto que quiere desvelar lo oculto, lo olvidado y arrinconado de Barcelona. Las obras que componen el recorrido expositivo transitan entre la memoria personal, el sueño y la búsqueda exhaustiva en los márgenes de la museografía. La historia urbana y la imagen gloriosa de una metrópolis moderna se funden y se confunden con la historia popular, las anécdotas y el ruido de la calle.

La exposición abarca un marco temporal que va desde 1979 hasta 2011. Desde el primer ayuntamiento democrático de la ciudad hasta el inicio de un nuevo paradigma con el movimiento del 15M. Las esculturas e instalaciones que llenan las tres salas del centro utilizan y resucitan elementos materiales vinculados con la ciudad: objetos hechos con escorias de la depuradora de Sant Adrià; una escultura de celulosa de periódicos triturados; una flor desaparecida hace más de setenta años y que solía crecer en las dunas de Can Tunis.

El proyecto hace evidente el marcado interés de Bestué para los desarrollos estético-formales en el campo arquitectónico del siglo pasado. Entre ellos, los vestigios de proyectos urbanísticos como el Camp de Tir de las Olimpiadas 1992 –obra de los arquitectos Enric Miralles y Carme Pinós–, y una colección de maquetas de proyectos urbanísticos para la «Barcelona soñada» que el artista recuperó en distintos archivos de la ciudad.

Como se lee en el texto curatorial que acompaña la exposición, Ciutat de sorra «establece un marco donde se puede jugar con los tiempos revueltos, removidos (…), un lugar de posibilidad y potencia». Un espacio trastocado por una tormenta, que ahora se deja ver y explorar en sus rincones (espaciales y de la memoria) más inesperados.

La exposición cuenta con el apoyo de La Vanguardia, Hangar, Urbidermis y TMB.

Can Mamella: entorno a la práctica artística y sus lenguajes

En ocasión de la rueda de prensa, la directora del centro Joana Hurtado anuncia también un nuevo programa para establecer espacios de diálogo y aprendizaje en torno a la práctica artística y sus lenguajes. Bajo el nombre Can Mamella –apodo que la fábrica textil tenía cuando aún estaba en funcionamiento, en tanto que casa-cuna para lxs ninxs de las mujeres trabajadoras y lugar que daba de comer a todo el barrio–, el programa ofrecerá un espacio de intercambio y de encuentro intergeneracional.

Coincidiendo con Ciutat de Sorra, en el marco de Can Mamella David Bestué y Marta Sesé lideraran una escuela de verano que tendrá como punto de partida dos ejes principales: la historia afectiva de la ciudad; la construcción de un pensamiento material a partir de las distintas temporalidades de los objetos.

El programa cuenta con el apoyo del GREC Festival de Barcelona, Elisava, Facultad de Diseño e Ingeniería de Barcelona y la Universitat Oberta de Catalunya; así como con la colaboración del resto de universidades de estudios artísticos de la ciudad: la Facultad de Bellas Artes de la Universidad de Barcelona; Grado de Artes y Diseño de la Escola Massana (centro adscrito a la UAB); BAU Centro Universitario de Artes y Diseño de Barcelona; y EINA, Centro Universitario de Diseño y Arte de Barcelona (adscrito a la UAB).