El Centre Cívic Can Felipa de Barcelona acoge, hasta el 11 de enero de 2025, la exposición colectiva resbalar (una cosa), comisariada por Iñigo Villafranca Apesteguia y Lorenzo Galgó. Esta muestra reúne obras de seis artistas jóvenes –Nazario Díaz, Valerian Goalec, Leire Lacunza Miranda, Luis Lecea Romera, Daniel Llaría y Agustine Zegers–, que comparten una misma aproximación al hecho artístico, donde priman la idea o el gesto por sobre la formalización de un objeto.
La exposición explora prácticas artísticas no-objetuales mientras que cuestiona la llamada «desmaterialización del arte», proponiendo que el arte puede activarse en un marco material que va más allá de lo objetual. La muestra transforma el espacio de Can Felipa en un entorno que destaca gestos, procesos y relaciones materiales, en lugar de limitarse a la exhibición de objetos.
Cada obra aborda la materialidad de formas distintas. La colaboración con Nazario Díaz (Linares, 1985) se basa en la idea de llevar una performance al espacio expositivo; su obra Circumference is my business utiliza anillos para expresar repetición y circularidad. Valerian Goalec (Francia, 1986) plantea nueve «actos» que funcionan como instrucciones para la institución; entre ellas, gestos sutiles como «cumplir un deseo común» y acciones más visibles, como vaciar el almacén para integrarlo en el espacio de exhibición. Daniel Llaría (Logroño, 1985) combina lo gestual, escultórico y doméstico en Big circle y Glass ceiling, estructuras de camisas blancas adaptadas a Can Felipa.
Agustine Zegers (Santiago de Chile, 1994) incorpora el olor con Umbral osmótico, un ambientador compuesto de elementos digestivos capaz de llenar el espacio con mínimas cantidades de material intangible, conectando objetos y generando una relación física con el espectador. Luis Lecea Romera (Madrid, 1992) emplea el sonido de forma similar; su obra Bajo, Relieve reproduce las vibraciones del volcán de La Palma en la arquitectura de la sala. Leire Lacunza Miranda (San Sebastián, 1996) diseña una iluminación envolvente con piezas como RÚNICA y TWLF, que recuerdan al minimalismo de los 60 y juegan con el color y luz para crear un ambiente sutil que impacta en la percepción del espectador.
En este contexto, la exposición se presenta no como una tesis o un proyecto cerrado, sino como un proceso en el que se privilegia la relación y el diálogo entre artistas, materiales y espacio.
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