Hasta el 15 de julio puedes visitar esta exposición de Mercedes Lara (Ciudad Real, 1967), en la que se hace muestra de los particulares puntos de interés que destacan en la artista, como es la relación que establece entre espacio, tiempo y color. La galería Lucía Mendoza se particulariza por ofrecer una expresión amplia de la creación artística, en un espacio expandido, flexible, libre, reflexivo en el que se enmarcan propuestas artísticas del todo estimulantes. Con este tono calmado que particulariza esta muestra, se invita al espectador a reflexionar y formular pensamientos entorno a cuestiones que atañen a la representación artística de la realidad.
La artista decide hacer uso de la luz -entendiéndola en su símil con el color – para imitar o interpretar ‘el tiempo, su cambio, su continuo movimiento y nuestra percepción eternamente distinta’, en palabras de la artista. El resultado de estas investigaciones artísticas queda reflejado en sus obras, formalizadas en forma de pinturas, esculturas y collages. Es remarcable la forma en la que Lara recurre a una gran variedad de recursos expresivos para explicitar sus perspectivas y reflexionar sobre las nociones de color y luz haciendo uso de diferentes materiales.
Son precisamente el color y la luz los protagonistas de una muestra en la que las obras se unen alrededor de una ficción sujeta a los cambios de percepción que implica el tiempo. Con ello revisa ideas como deshabitar, romper, doblar, reflejar, observar ritmos, tirar del hilo o leer entre líneas, pero desde una perspectiva evolutiva sujeta a los cambios en el tiempo. A partir de aquí, toma como referencia la filosofía platónica en cuanto que postula una dualidad en la percepción de la realidad, para así plantear e imaginar un cosmos en constante cambio, formado por geografías de fieltro móviles, circunferencias de barro que emulan un sistema solar o una luna de hormigón.
Mercedes Lara es una artista multidisciplinar que plantea su práctica artística como una tentativa de representación de sus dos grandes preocupaciones: el espacio y el tiempo. Dos elementos que se caracterizan por su efimeridad a la vez que su efecto en la realidad, pero, sobre todo, por partir de la premisa de la impotencia que produce el hecho de no tener el control sobre estos elementos. Es por eso por lo que se siente atraída por materiales mutables, frágiles y maleables, como los que se usan en esta exposición.
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