La exposición Gravas y arenas, que puede visitarse en las plantas baja y primera del Museo Patio Herreriano de Arte Contemporáneo Español de Valladolid hasta el 9 de marzo, propone diversas formas para reflexionar críticamente sobre las consecuencias de la construcción y la inmensa cantidad de materiales que requiere cualquier acción arquitectónica.
En los últimos años, Lara Almarcegui (Zaragoza, 1972) ha desarrollado proyectos que exploran los procesos de extracción inherentes a la construcción, así como los impactos, tanto directos como indirectos, que estas actividades generan en el entorno.
Gravas y arenas incluye dos proyectos inéditos realizados en el área de Valladolid: Caliza y una guía de descampados (uno de sus formatos recurrentes) que se centra en la gravera abandonada de Pinar de Jalón.
Estos trabajos se complementan con una selección de proyectos anteriores, como un vídeo que documenta la paralización de un día de producción en una gravera en La Planta del Corb (Lleida) o la acción que realizó en el mercado de Gros (San Sebastián) antes de ser demolido. Así, se le ofrece al visitante un contexto más amplio sobre la práctica de la artista.
Durante su estancia en Valladolid, Almarcegui estudió los sedimentos depositados por los ríos en los alrededores de la ciudad, así como los materiales geológicos que históricamente se han empleado para edificar los monumentos más emblemáticos de Valladolid.
En Caliza (2024), la artista utiliza un tipo de piedra conocida como Caliza del Páramo, formada entre 5 y 9 millones de años atrás. La instalación refleja una estrategia habitual en su obra: interrumpir temporalmente la actividad productiva de una cantera. En este caso, el resultado es un conjunto de grandes bloques de piedra caliza que, de no ser por esta intervención, habrían sido destinados a distintos usos comerciales.
Con el fin de invitarnos a reflexionar sobre lo que yace bajo nuestros pies, estas piedras permanecerán fuera del circuito productivo habitual mientras estén expuestas en el museo, provocando una interrupción temporal en el ritmo industrial. Sin embargo, al concluir la exposición, los bloques se reintegrarán en su ciclo productivo original.
El segundo proyecto, la guía del descampado de Pinar de Jalón, se suma a otras guías de zonas en transformación que también se pueden ver en la muestra. Este espacio, una gravera abandonada, es representativo de los terrenos aluviales de los ríos Pisuerga y Duero, donde históricamente se han extraído áridos naturales. Valladolid cuenta con numerosas graveras como esta, de las que se han obtenido materiales esenciales, como hormigón, asfalto, grava y arena, para el desarrollo urbanístico de la ciudad.
La guía documenta la historia de los terrenos de Pinar de Jalón, explorando los diversos planes urbanísticos promovidos por distintas administraciones municipales. Asimismo, pone en evidencia cómo este lugar ha sido testigo del crecimiento y transformación de Valladolid a lo largo del tiempo, convirtiéndose en un reflejo de los cambios del paisaje y la identidad de la ciudad.
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