Margarita Azurdia. Margarita Rita Rica Dinamita, es el título de la primera retrospectiva monográfica en Europa, con la cual el Museo Reina Sofía rinde homenaje a una de las artistas centroamericanas más destacadas del siglo XX, Margarita Azurdia (Antigua, Guatemala, 1931 – Guatemala, 1998). Los detalles de la exhibición – abierta desde el 24 noviembre hasta el 17 de abril de 2023 – serán explicados a los medios por la comisaria Rosina Cazali y el director del Museo Manuel Borja-Villel.
Esta exhibición recoge topo tipo de lenguaje experimentado por la artista, desde las pinturas, esculturas, pasando por el arte no objetual, las danzas sagradas, hasta llegar a los libros cuajados con sus dibujos, collages y poemas. La muestra nos invita en definitiva a revivir la metamorfosis sufrida por la autora, que ha quedado también imprimida en los heterogéneos nombres con los que firma sus obras.
Siendo Margarita Azurdia un punto de referencia en el panorama del arte de acción de Guatemala y bebiendo su obra del patrimonio histórico y cultural de su país, facilita el objetivo de la monográfica: profundizar en el conocimiento de un mundo que desafortunadamente ha quedado un poco a los márgenes, el del arte moderno y contemporáneo guatemalteco.
La creadora se formó en academias de Canadá y Estados Unidos, donde desarrolló su formación antisemita y feminista que, al volver a su país de origen, chocaron estruendosamente con el conservadurismo allí arraigado. Sus primeras piezas, sobre todo pinturas, tienen forma geométrica, fruto de la influencia de los diseños textiles indígenas típicos de Guatemala.
El interés de la artista por la participación activa del público se nota en cambio en la instalación Por favor quitarse los zapatos en la que, a través de elementos performativos e interactivos, ofrece una experimentación sensorial global. La reconocida serie de esculturas Homenaje a Guatemala (1971-1974) consiste, por otro lado, en un conjunto de figuras, muestras del sincretismo religioso y cultural que impregna la compleja historia de Guatemala. Estas estatuas atestiguan además una de las transformaciones más atrevidas de la artista, que le permitió acceder a nuevas formas expresivas.
Al transferirse a París, profundizó por ejemplo sus capacidades poéticas que la llevaron a publicar dos libros y su amor por la danza contemporánea, detonador de la fundación del Laboratorio de Creatividad en Guatemala, donde exploró los orígenes de las danzas rituales sagradas. No obstante su disolución, la artista siguió indagando el paradigma entre arte y espíritu y el vínculo de este con la naturaleza y la naturalidad, que quedan reflejados en las espontáneas pinceladas típicas de las pinturas de su última etapa.
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