La artista española Marria Pratts (Barcelona, 1988) – tras recibir el reconocimiento institucional de su ciudad natal, exponiendo respectivamente en el MACBA y el Museu d’Art Contemporani en 2021 y en la Fundació Joan Miró el año siguiente – llega con LA BIBI Gallery en Brooklyn y toma con sus piezas, que reivindican la belleza de la calle y de lo marginal, la Fundación ELM (The Boiler) .
«Es una buena señal que te denominen enfant-terrible. No quiero provocar aburrimiento sino todo lo contrario», a partir de esta frase de la creadora se aclaran los vínculos que la unen a artistas como Joan Miró en el trazo y Pablo Picasso, por ser él enfant-terrible por excelencia. Marc Bibiloni, galerista de Pratts, afirma que su arte está rodeado por aquella atmósfera rabiosa que caracterizó la generación límite de finales de los años 70 y principios de los 80. Sus piezas podrían definirse gritos y es precisamente esta radicalidad que plasma su análisis de la decadencia y que la estimula a llevar la basura, que adorna los paseos industriales, hacia sus lienzos, para reelaborarlos a través de un proceso «intuitivo, salvaje y contemplativo». La artista afirma que los neumáticos abandonados en las calles, así como las flores que brotan entre las grietas del cemento, son arte auténtico e incluso gratuito. De aquí que sus creaciones no solo reflejan lo devastado sino que también transmiten una especie de sensación reparadora y reconfortante.
La exhibición Melted with U, que se expondrá desde el 9 hasta el 21 de diciembre, acoge diez lienzos de mediano y gran formato, caracterizados por colores brillantes, entre los cuales destacan el amarillo y el rosa, pero también el negro y otros elementos como trazos en neón o huellas de quemadura. Dichos ingredientes, juntos a sus figuras fantasmales, representan los pilares de su arte, un lenguaje a medio camino entre la realidad y la construcción de un sueño futuro.
Para mejor explicar el proceso de la artista resultan interesantes los comentarios respectivamente de la escritora, editora y comisaria Elaine Tam, la cual afirma que la mirada de Pratts es curiosa y sin prejuicios como la de los niños y también la del artista y comisario de su primera exposición en la Fundació Miró Pere Llobera, que destaca como su pincel habla movido por la violencia, andando por un camino de deriva y desviación para finalmente desembocar en la posibilidad tranquilizadora y esperanzada de asumir una forma nueva más limpia y brillante.
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