Jonny Niesche (Sídney, Australia, 1972) protagoniza la exposición anual de la Fundación La Nave Salinas, una institución comprometida en presentar distintos lenguajes artísticos a nuevos públicos en un escenario inédito: un antiguo almacén de sal a los pies de la playa de Las Salinas, en Eivissa. La muestra individual, titulada _ness, presenta tres obras monumentales de Niesche, concebidas especialmente para el espacio, acompañadas por el sonido de un agujero negro en el centro de la galaxia Perseo, capturado por la NASA y editado para la exposición. Se alargará hasta finales de octubre de 2023.
Las piezas, dos cuadros verticales de 10 metros de altura y uno horizontal de 20 metros, son cinco veces mayores al trabajo habitual de Niesche. En la instalación de Fundación La Nave Salinas, el artista quiso crear un entorno donde olvidarse del ruido exterior. Los colores se escogieron expresamente para crear un pequeño universo –en el que todo el suelo es negro brillante– y donde se ha incorporado el sonido ambiente como algo abstracto que facilita, incluso, la meditación. Al caminar, descalzo, por el espacio, parece que las obras siguen al espectador. Una sensación de movimiento buscada por Niesche. «Mi obra explora el campo expandido de la pintura y la abstracción,» confiesa.
«Siempre me ha obsesionado lo sublime y cómo, con suerte, tener una experiencia casi trascendental con el trabajo. No en un sentido religioso, sino más bien en la creencia de la espiritualidad de la abstracción. Quiero brindar un espacio donde puedas apagar el ruido y tener un lugar para pensar. Recortar todo y desaparecer en algo,» explica el artista. Y añade, «En inglés, el sufijo ness sirve para crear sustantivos a partir de adjetivos, y en este caso, el título de la exposición se relaciona con el objetivo de brindar un espacio donde el visitante pueda sentir libremente y sin ataduras para así ponerle nombre a sus emociones y sentimientos, construyendo el nombre que mejor los defina.»
En su práctica, Niesche crea experiencias jugando con el color y el espacio, un encuentro que espera hacer pensar y meditar al espectador. «Mi trabajo es minimalismo hipnótico, incluso algún crítico habla de minimalismo pop. Tiene una sensibilidad agradable en general. No es una obra difícil. Está destinada a ser hermosa, pero no superficial. Me interesa jugar con la belleza y un toque de mal gusto que le da un poco de ruptura,» afirma. «Cuando era niño, no estaba tan influenciado por las cartas de color de las ferreterías como otros artistas. En mi caso, mi madre me arrastraba a los departamentos de cosmética de los grandes almacenes. Allí, me enamoré en secreto de los colores que encontraba, de los espejos, las superficies reflectantes… Eran increíbles. Era la era del glamour.»
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