El 28 de febrero el Centro de Cultura Contemporánea Condeduque, del Área de Cultura, Turismo y Deporte, inauguró las instalaciones Wasi Llamkha (Lugar y Tacto) de la artista Andrea Canepa (Lima, 1980), en el Patio Sur del centro, y Carrusel, una colaboración entre la dupla Fuentesal Arenillas (Julia Fuentesal Rosa (Huelva 1986) y Pablo M.Arenillas (Cádiz 1989)) y la artista Itziar Okariz (Donostia, 1965), en la Sala de Bóvedas. Ambas comisariadas por Marta Ramos-Yzquierdo y disponibles hasta el 18 de mayo, son parte del programa El sonido del roce de tu ojo al pasar.
Según la comisaria, estas dos piezas site-specific: «son una propuesta de ver con nueva luz y a través de la imagen táctil de la escultura y de nuevas formas de movimiento corporal, donde la primacía de lo visual se pierde para poder sentir con todo el cuerpo».
Carrusel
Es una instalación que surge de un encuentro interdisciplinar entre la escultura textil y la performance, que aborda las posibilidades de generar comunicación a través del movimiento y del tacto. Es una estructura con dos varales que funciona como un gran colgador del cual penden alrededor de 500 piezas de tejido de algodón blanco y rosado, que recorre cinco de los espacios de la Sala de Bóvedas. Cada una de estas piezas cuelga de una percha-escultura y está pensada desde un patrón básico de pantalón y de chaqueta, que se ha ido ensanchando, duplicando y alargando de diversas maneras.
La instalación se completa con la luz natural que entra en la sala producto de la decisión de intervención de lxs artistas, quienes abrieron las cinco ventanas del lugar que llevaban años cerradas. Esta acción es un gesto sútil que genera una gradación lumínica diferente y variable, que se mantendrá también durante la tarde gracias al diseño lumínico realizado por Irene Cantero.
Lxs artistas activaron su colaboración enviándose ‘trajes-carta’ desde Madrid a Bilbao y a Nueva York donde se ubican sus respectivos estudios. Estos luego pasarían a ser algunas de las piezas que conforman la instalación. La correspondencia fue acompañada de una comunicación constante entre ellxs y desembocó en una reunión final en Nueva York para grabar en acción el uso de estos ‘trajes-cartas’ devenidos en ‘esculturas-performances’.
Estas grabaciones, realizadas por Abel Jaramillo se pueden ver en la sala a cuatro pantallas apoyadas en el suelo detrás de los varales en cuatro de las cinco salas que componen la instalación. Tanto para entrar en la instalación como para ver los vídeos, siempre hay que atravesar las esculturas de tela colgadas en las bóvedas.
En palabras de la comisaria, esta es «una propuesta para repensarnos de manera consciente, encarnarnos en el atravesar y dejar atravesarnos dentro del espacio de juego de memorias visuales que proponen las artistas.»
Wasi Llamkha (Lugar y Tacto)
Es una arquitectura efímera, un pabellón híbrido situado en el Patio Sur del centro Condeduque, que nos invita a cerrar los ojos, escuchar y sentir con el cuerpo. Es una estructura de diferentes niveles que cohabitan a través del diseño y hacen referencia a un fragmento de un texto escrito por la artista. Cada una de estas zonas cuenta con un material y textura personal, entre las que se encuentran ladrillo, grava, arena, madera, hormigón, hilos y azulejos.
Para su realización Canepa se ha inspirado en los ‘quipus’ sistemas de memoria artificial andinos y en los tratados medievales de Ars memorativa, sistemas de memoria artificial occidentales. Los quipus son formas de representación y registro de información que se utilizaban en Perú en la época precolombina. Se trata de un sistema de cuerdas anudadas, en el que cada tipo de nudo denotaba información que no sólo se leía con los ojos, sino también con las manos, disparando una serie de imágenes táctiles. Tras la conquista esta forma de saber ancestral se perdió debido a que los europeos fueron incapaces de relacionarse con ella.
Por otro lado, los tratados de Ars memorativa son una serie de principios y técnicas mnemotécnicas asociadas, popularizados durante el Renacimiento en Europa. Su función era organizar la memoria a través de imágenes visuales que permitían recordar grandes cantidades de información. El método se basaba en hacer uso de arquitecturas conocidas por el sujeto que lo empleaba, en las que se colocaba imaginariamente un objeto al que se asociaba una parte del discurso, que se podría luego recordar al recorrer de forma imaginaria el edificio, ‘viendo’ en cada espacio la imagen asociada correspondiente.
A través de su carácter interactivo la instalación busca traer de vuelta y actualizar la técnica del Ars memorativa, reemplazando el espacio imaginado por una arquitectura real y la imagen visual por la imagen táctil. En palabras de la comisaria: «Es un ejercicio que busca reflexionar sobre formas y saberes alternativos en los que la dualidad mente/cuerpo se disipa.»
