Inaugurada el 19 de abril y abierta hasta el 31 de mayo de 2024, Hurgar hogar, comisariada por Mana Pinto, marca la segunda exposición de Marina Rubio (Zaragoza, 1986) en Tangent Projects, tras su primera muestra Elástico en el año 2019. Esta exposición incluye una variedad de medios, desde imágenes y videos hasta fragmentos encontrados y objetos restaurados y alterados. La cerámica se convierte aquí en una herramienta que nos vincula con el pasado, fusionando historias y experiencias compartidas entre generaciones. Marina reúne fragmentos de diversas procedencias para formar un mosaico de memorias que trasciende las experiencias individuales, enlazadas a través del deseo humano fundamental de comprender, pertenecer y generar conexiones a niveles trans-temporales.
En la práctica de la artista, se cuestiona la creencia convencional sobre la obsolescencia de los objetos al desafiar la noción de que su vida útil concluye con la ruptura. En lugar de ver la ruptura como el fin, la artista la considera un punto de partida para una nueva narrativa. Se centra en la recolección y restauración de fragmentos cerámicos encontrados, destacando el poder regenerativo del tacto y la ternura incluso sobre lo inerte. Su trabajo invita a reconectar con el pasado y a construir desde la ruina, desafiando así la idea de que la falta de memoria sea lo que realmente hace que un objeto desaparezca.
Este proceso de restauración no se limita únicamente a devolver la integridad física a las piezas, sino que también da lugar a nuevas versiones de objetos que conservan sus propios recuerdos más allá de su utilidad original. El proceso de restauración del proyecto nos invita a posar la mirada sobre el pueblo aragonés de Cabolafuente, donde la artista visita habitualmente a su abuela materna y de donde provienen muchas de los fragmentos de porcelana y piezas de barro encontradas que ahora habitan su taller. Entre estos fragmentos encontramos desde restos anónimos que estuvieron aplanados por varios años sobre caminos de barro, hasta objetos encontrados en la casa de su abuela, que llevan encima la evidencia del tiempo y la memoria de la materia. Una materia susceptible a ser rasguñada, erosionada, despedazada, derretida y diluida, la cual resiste a duras penas incluso en medio de la reminiscencia.
Marina Rubio, escultora y artista visual, experimenta con la transformación de la materia en sus obras, explorando la cultura material y especulando sobre el origen y la forma de los objetos cotidianos. Licenciada en Bellas Artes por la Universitat de Barcelona y con un máster en Cerámica, Arte y Función de la Universidad del País Vasco, ha sido artista residente en La Escocesa. Forma parte del colectivo Marco y Guarin, y su trabajo aborda temas como la obsolescencia arquitectónica y la arqueología política. Ha expuesto en diversas instituciones y galerías, participando también en proyectos educativos con el CCCB, MACBA y otros.
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