La artista Irene Kopelman (Córdoba, Argentina, 1974) concluye su proyecto artístico Río Sil, líneas y geometrías, con una exposición en la Fundación Cerezales Antonino y Cinia que se puede visitar hasta el 30 de julio de 2023. Impulsado inicialmente por la Fundación María José Jove, la muestra es el resultado de dos años de investigación sobre los modelos de observación arte-ciencias a través de la ribera del río Sil.
El proyecto, comisariado por Susana González, es el resultado de la colaboración entre la Fundación María José Jove/ MUV y la Fundación Cerezales Antonino y Cinia. Iniciado por invitación de la Fundación Maria Jose Jove, tuvo lugar entre el 2021 y 2023. Fue en este periodo de trabajo en el que la artista profundizó en la construcción de piezas que atienden a diferentes características geológicas, litológicas y antrópicas que afectan a algunos de los elementos del ecosistema del río.
La investigación que se plantea como necesidad para el descifrado y entendimiento del paisaje, que continúa disolviendo las ya difusas barreras de arte y ciencia, y profundiza en el concepto de cooperación interdisciplinar. Para ello contó con el seguimiento del área de Ingeniería del Terreno de la Escuela Técnica Superior de Ingeniería de Caminos, Canales y Puertos de la Universidad de A Coruña, representada por el profesor y geólogo Víctor Barrientos, quien facilitó el acompañamiento tanto en la localización geológica como en la dirección del seminario «El río Sil: 234 kilómetros, 70 millones de años y un perfil ideal», encuentro realizado en Villablino, en colaboración con la Fundación Cerezales Antonino y Cinia.
La exposición supone el punto final de este proceso de investigación y reúne las piezas creadas en este periodo de trabajo: La serie pictórica Schist Wall (2022) para contextualizar el tiempo geológico del proyecto; la serie de dibujos y pinturas River lines (2022-2023) en las que guardar el registro vertical de la orografía recogiendo los cambios de cota del nivel del agua de las laderas del Cañón del Sil del embalse de San Esteban. River Geometries (2022-2023) en la que la artista materializa el registro horizontal de la superficie del agua en una serie de dibujos y en una instalación cerámica que recogen la representación de las secciones del volumen del agua. El proyecto se completa con la serie de dibujos Clouds (2022) que permiten registrar características nieblas formadas en el valle del río por condiciones específicas de evapotranspiración de las presas y embalses.
La muestra se aproxima a su práctica a través de otros proyectos donde la geología y el agua son determinantes y que guardan una correlación directa con las piezas creadas en los últimos dos años: Here and Elsewhere (2022), Puntos cardinales (2018), On Yellows(2021-2022) e Indexing Water (2017).
Irene Kopelman estudió en la Escuela de Artes de la Universidad Nacional de Córdoba. En 2002/2003, Kopelman realizó el programa Internacional de Residencia de la Rijksakademie van Beeldende Kunsten en Ámsterdam. Durante los primeros años después de sus estudios, realizó diferentes colaboraciones en las colecciones de museos como el Museo Geológico (Artis, Ámsterdam); la Colección Entomológica (Universidad de Ámsterdam – UvA); el Museo Teylers (Haarlem); el Museo de Historia Natural de Londres y el Observatorio Astronómico en Córdoba (Argentina).
Posteriormente sintió curiosidad por el proceso de confrontarse personalmente con el paisaje a través de proyectos vinculados a los campos de lava, en el parque nacional de Hawái o el paisaje antártico. Este proceso la llevó a interesarse por los procesos que conforman dichos paisajes, acercándose para comprenderlos al análisis de las metodologías científicas en muy diversas instituciones como el Manu Learning Center, Madre de Dios, Perú; Sabah Parks de Malasia, del Centro Holandés para la Biodiversidad Natural (NCB); el STRI (Smithsonian Tropical Research Institute) en Panamá; el World Glacier Monitoring Service (WGMS) o el Instituto Federal Suizo para la Investigación de la Nieve y la Avalancha (SLF), entre otras.
El trabajo de Irene Kopelman se basa en un compromiso a largo plazo con los problemas ecológicos y con el interés en los paralelismos entre las prácticas de la ciencia y el arte. Buscar puntos de convergencia entre los dos campos es uno de los puntos focales de su trabajo. Las preocupaciones ecológicas se entrelazan con su fuerte creencia en el dibujo como una herramienta para la comprensión.
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