El 28 de julio de 2023, la Galeria Joan Prats clausura la primera exposición individual de Pablo del Pozo (Badajoz, 1994) en la plataforma, titulada Mi boca florece como un corte, que incluye tapices y esculturas recientes de diferentes tejidos y formatos. La muestra marca un giro importante en la carrera del artista joven en cuanto a su abordaje y técnica.
Tras su exposición Cuando iba, iba con ella, y cuando volvía, me encontré con ella (2018) en la galería con Aïda Andrés Rodrigálvarez —en la que Pablo del Pozo utilizó materiales como arcilla, yeso, pigmentos y objetos recuperados para generar una reflexión en torno a la precariedad de la vida como realidad cotidiana—, ahora el artista opta por una nueva línea de investigación en la que abraza temáticas y materiales inéditos en su obra.
El título de la exposición corresponde al primer verso del poema El beso de la escritora norteamericana Anne Sexton (1928-1974). El encuentro fortuito con este ejemplo de lírica, cuyo núcleo gira en torno a la idea de que las heridas también pueden provocar belleza, ha devenido un catalizador para tomar la Poesía como forma de entendimiento, pasión y creación, sobre todo la escrita por autoras, entre las que destacan las poetas Anne Sexton, Emily Dickinson o Anne Carson.
Pablo del Pozo presenta en esta exposición un proyecto multidisciplinario, centrado en la germinación de la vida y la celebración del deseo en una nueva naturaleza, en un nuevo hábitat. Se trata de una investigación formal, principalmente escultórica, para la cual ha utilizado materiales textiles, desde la cuerda de guita y la tela de yute hasta la licra y la lana, y que ha trabajado a través de técnicas tradicionales, principalmente el ganchillo, y otras más modernas como el hand tufting. El artista ha realizado las obras manualmente, en un laborioso proceso que ha requerido de largo tiempo para confeccionarlas y, que a su vez, le ha permitido revalorizar las consideradas “labores femeninas”.
Las obras de Mi boca florece como un corte se caracterizan por sus formas orgánicas, que remiten a organismos como flores, plantas colgantes, pero también a vísceras o cuerpos húmedos, y cuya concepción se ha valido de ramas como la botánica y la zoología. Para las esculturas de lana, tela y cuerda, junto con los tapices, Pablo del Pozo se ha basado en las tramas microscópicas de células vegetales y humanas, que ha intentado replicar a través de los patrones de costura. A propósito de las piezas de licra, los pétalos se transfiguran en una textura que recuerda a una piel brillante en estado de transpiración, a un brillo que remite a la tela de disfraces y a la ropa de fiesta, al disfrute de la vida. La estructura de las flores – los órganos reproductivos de las plantas que atraen a la fauna para que esta se expanda y colonice por el territorio- nos conduce a la idea del deseo como uno de los puntos centrales de la exposición.
A partir de estas imágenes, Pablo del Pozo crea un entorno natural donde ofrecer un remanso que acerca la muerte y la vida. Y es que, como afirma la escritora y editora Patricia Castro, sobre el dispositivo, «la multiplicidad de lo vivo ataca las certezas de un mundo pavimentado donde las flores deben crecer a los márgenes de la carretera. Se les impide brotar. Planta, animal, hombre o mujer ya no significan lo mismo. El fin se acerca, ¿lo sentís? Abrazadlo. Y no tengáis miedo a lo desconocido. Bienvenidxs de nuevo a la vida.»
Pablo del Pozo vive y trabaja en Barcelona. Se graduó en Bellas Artes por la Universitat de Barcelona (2017). Ha sido seleccionado en la Bienal de Valls, Premio Guasch-Coranty (2017), por lo que ha formado parte de la exposición en el Centre Tecla Sala de l’Hospitalet de Llobregat (2018). Ha formado parte del circuito de la Bienal Jeune Création Européenne (2017-9) con exposiciones en museos de varias ciudades europeas: Montrouge, Francia (2017); Hjørring, Dinamarca; Cēsis, Letonia; Cluj, Rumania (2018); Como, Italia; Figueres y Amarante, Portugal (2019). También ha recibido el premio de creación de la Sala d’Art Jove de la Generalitat de Cataluña (2017) y ha expuesto en la colectiva de la sala en junio de 2018. Ha sido nominado al Premio Miquel Casablancas (2019), su obra se ha expuesto en Fabra i Coats y en la individual Al muerto, tiempo encima, comisariada por Jordi Garrido, en la Fundación Arranz Bravo de l’Hospitalet de Llobregat.
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