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La 14ª edición de Manifesta –la bienal europea nómada–, ha abierto sus puertas el pasado 22 de julio en Pristina, capital de Kosovo. Durante un periodo de 100 días –hasta el 30 de octubre–, la manifestación presentará un amplio programa de exposiciones, eventos y charlas, con el objetivo de reivindicar el valor del espacio público. La organización ha anunciado ya que la sede para su 15ª edición será la ciudad de Barcelona. Hablamos de todo esto con su directora, Hedwig Fijen (Haarlemmerliede/ Spaarnwoude, Países Bajos, 1961). 

¿Qué caracteriza la edición 2022 de Manifesta en Pristina?

«Hay cinco temas clave alrededor de los cuales se organiza esta edición. Primero, nos hemos vuelto radicalmente locales. ‘Manifesta 14 Prishtina’ cuenta con 103 participantes, de los cuales veinticinco son colectivos; y de estos, cuarenta proceden de Kosovo y veintiséis de los Balcanes Occidentales, lo que significa que el 65% del total de participantes son de esta region.

En segundo lugar, hemos trabajado en construir un legado a largo plazo para la ciudad y sus ciudadanos. Hemos trabajado de forma colectiva con diferentes grupos asociados, lo que también ha generado experiencias esenciales –como trabajar con el PNUD y ONU Hábitat, los patrocinadores y la sociedad civil, los sub-grupos culturales alternativos y planificadores urbanos kosovares, activistas e intelectuales para ayudar a posicionar la cultura como fuerza económica en Kosovo.

En tercer lugar, damos cuerpo a este legado con nuestro modelo de autonomía comprometida, estableciendo una alianza de co-creación entre la ciudad anfitriona y Manifesta, cosa que nos permite desafiar las políticas e instituciones culturales a largo plazo.

Después, con el Center for Narrative Practice, hemos creado una plataforma para investigar colectivamente el pasado y crear un futuro común. Por primera vez en la historia de Manifesta, y debido al cambio geopolítico actual, ha llegado el momento de dejar una estructura multifuncional permanente concreta denominada Center for Narrative Practice, donde la narración, la co-creación y la educación son los elementos clave. Esto se materializa en la realización de un espacio de creación, un huerto urbano y una escuela de mediación, cuyo funcionamiento será garantizado durante los próximos cinco años como una colaboración entre público y privado. 

Por último, al observar los canales que unen a Kosovo con el resto de Europa y al imaginar cómo se podría profundizar una asociación creativa, nos dimos cuenta que esta relación es  unilateral y que debemos generar conciencia sobre las restricciones de viaje injustas en Europa. Esta falta de libertad significa que las comunidades culturales y artísticas de Kosovo se enfrentan con los obstáculos más básicos, lo que limita su capacidad para conducir y mantener diálogos constructivos con el resto de Europa, –sin mencionar el resto del mundo. Estimular tales diálogos interculturales ha sido fundamental en todas las ediciones de Manifesta; para ‘Manifesta 14 Prishtina’, sabíamos que teníamos que plantear la cuestión de cómo fomentar y sostener las discusiones culturales y los debates sociales, para abrir Europa y el mundo a Kosovo y mostrarle al mundo todo lo que Kosovo tiene para ofrecer.

¿De qué manera Manifesta 14 ha logrado construir una relación con el territorio y cómo seguirá haciéndolo durante los próximos 100 días?

«Empezamos con la implementación de un modelo de democracia directa a través de consultas con los ciudadanos y muchas intervenciones urbanas. Realizamos una serie de consultas intersectoriales en áreas urbanas y rurales, para entender cómo la gente se relacionaba con la noción específica de cultura. Traducimos estos resultados en nuestros programas educativos, artísticos y otros, pero también en la composición del equipo, las ubicaciones y la asignación de proyectos a largo plazo.

El gran cambio que he introducido es que no nos estamos centrando solo en proyectos temporales (también hay exposiciones), sino en el desarrollo –junto con el equipo kosovar– de cambios institucionales a más largo plazo, en los que tanto la sociedad civil como las personas que deciden están involucradas. Así, Manifesta actúa como start-up, incubadora y, junto al equipo kosovar, pone los parámetros y traslada el proyecto a quienes pueden mantenerlo más tarde, incluyendo el presupuesto. 

Asimismo creamos nuevos modelos institucionales –como el Center for Narrative Practice–, nuevos modelos de aprendizaje, modelos alternativos de mediación, de escolarización en el ámbito de la educación artística, y sistemas alternativos para la movilidad. En Kosovo, también hemos iniciado varios proyectos a largo plazo, de los cuales la comunidad local se hará cargo después del cierre de Manifesta 14. Un ejemplo es el Corredor Verde, que transforma una parte de la línea de trenes en desuso entre Pristina y Belgrado en un espacio verde y en un camino peatonal. La comunidad está involucrada en la plantación, diseño y mantenimiento de este corredor que promoverá el cambio ambiental a largo plazo».

¿Cuál es el significado de una Bienal Europea en estos tiempos difíciles para Europa?

«En un mundo pospandémico en evolución, que se enfrenta a una inflación creciente, Manifesta ha repensado la bienal en diferentes niveles: cambiando nuestra metodología y abriéndonos al trabajo participativo, volviéndonos mas locales, radicales y yendo más allá de la noción de una bienal de arte efímera, para co-crear proyectos a largo plazo y permitir transformaciones permanentes. Un momento clave en nuestra historia, aprendiendo de ediciones pasadas de Manifesta, fue cuando, en preparación para Manifesta 12 en Palermo, el alcalde antimafia de la ciudad, Leoluca Orlando, nos pidió que ayudáramos a sus ciudadanos a recuperar ‘su Palermo’, que estaba en decadencia, afectada por la delincuencia y los sistemas corruptos de gestión. 

Sentí que nuestro modelo, como organización itinerante que se ocupa de arte y mediación, no estaba equipado para manejar una solicitud tan intrincada pero conmovedora. En respuesta, presioné para transformar Manifesta en una plataforma de investigación y producción de conocimiento mucho más interdisciplinaria, centrada en la co-creación local que involucra a ciudadanos, activistas e instituciones para centrarse en la transformación urbana de las ciudades anfitrionas. Este modelo busca transformar una bienal en una plataforma para el cambio social y artístico, e investiga cómo aumentar el impacto de la bienal en nuestras ciudades anfitrionas. Mostrar la transformación social no es suficiente, lo que hemos aprendido es cómo hacer la diferencia junto con el público y la sociedad civil. Con Manifesta 14 teniendo lugar en un momento geopolítico excepcional en Europa, mientras estamos atravesando otra guerra aterradora y aún lidiando con una pandemia global, queremos repensar quiénes somos y qué diferencia podemos hacer. En Pristina, trabajamos en el desarrollo de un cambio radical en las políticas bienales: apoyando y creando conjuntamente soluciones de arte sostenible relevantes para aumentar la capacidad creativa –como una escuela de mediación, un espacio para artistas, plataformas de innovación e incluso acciones para revitalizar un antiguo depósito de desechos, todo enfocado a la recuperación del espacio público».