Sorolla. Caçant impressions es el título la exposición inaugural que marca el inicio de un nuevo espacio expositivo permanente en la ciudad de Barcelona y que contará con una programación regular, que ofrecerá grandes exposiciones de colecciones internacionales. También acogerá actividades familiares, así como una línea dedicada a la proyección de artistas contemporáneos y un atractivo programa de conferencias.
Palau Martorell es un proyecto de iniciativa privada dirigido por Jesús Rodríguez y José Félix Bentz, ambos gestores culturales con una amplia e importante trayectoria. «Palau Martorell es un espacio polivalente que nace con la vocación de complementar el rico tejido cultural que ya existe en Barcelona y de convertirse en un verdadero motor cultural. Para nosotros Palau Martorell es un proyecto de ciudad,» afirman Rodríguez y Bentz. Y añaden: «Queremos traer a Barcelona importantes muestras de grandes maestros como Chagall, Alphonse Mucha, Calder, Basquiat o Tamara de Lempicka, entre otras grandes exposiciones.»
Palau Martorell es el edificio neoclásico que acogía la Antiga Societat del Crèdit Mercantil, situado en el Carrer Ample, número 11, y fue construido entre 1886 y 1900, bajo la dirección del arquitecto Joan Martorell i Montells. La finca destaca por sus grandes proporciones, su simetría y la distribución de los elementos decorativos en el cuerpo central de la fachada principal.
La primera gran muestra elegida para abrir la programación del Palau Martorell es Sorolla. Caçant impressions, comisariada por Blanca Pons-Sorolla, bisnieta del artista valenciano y experta en su obra, y María López del Museo Sorolla. Una exposición única, nunca antes vista en Barcelona, que podrá visitarse desde el 21 de diciembre hasta el 5 de marzo de 2023.
La exposición, organizada por el Palau Martorell en colaboración con el Museo Sorolla y la Fundación Museo Sorolla, se compone de un total de 193 óleos en pequeño formato sobre tabla, cartón u otros materiales pertenecientes a la colección del Museo Sorolla.
A lo largo de su vida, Joaquín Sorolla (València, 1863 – Cercedilla, 1923) llegó a pintar cerca de dos mil óleos sobre cartones o tablillas de muy pequeño tamaño. Los llamaba “apuntes,” “manchas,” o “notas de color.”
Este formato fue cada vez más utilizado a lo largo del siglo XIX por los grandes artistas, pues permitía recoger con rapidez ideas o impresiones de cosas vistas que iban más allá de un simple boceto. En un principio se consideraron obras íntimas, productos inacabados del trabajo del pintor, pero pronto se apreció en ellas su libertad creativa y empezaron a exponerse y a cotizarse como muestras de lo más personal y original del artista.
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