Frente a los calores del verano, el Santa Mònica se ofrece como un refugio climático y cultural para el vecindario y las personas usuarias del centro, e inaugura una instalación artística de TAKK para transformar la terraza del centro en un espacio más verde, confortable y refugio también para pájaros y otras especies.
El Santa Mònica se suma este año a los 16 espacios del Raval que ofrecen gratuitamente refugio climático, áreas de descanso, wifi, climatización y agua, espacios para leer, jugar o hacer deporte en el marco del proyecto comunitario #RavalEstiuEducatiu. Esta es la tercera edición de este proyecto del Grupo de Educación Comunitaria del Raval, dinamizado por la Fundació Tot Raval, en el que participan, de media, seiscientos niños y niñas y jóvenes del barrio. Los diferentes refugios climáticos se pueden consultar el mapa #RavalEstiuEducatiu y se suman, gracias al trabajo conjunto de una cuarentena de entidades socioeducativas y equipamientos, a la habitual programación de actividades para pasarlo bien y no pasar calor en el barrio del 15 de junio al 15 de septiembre de 2023.
En la ciudad, la gran acumulación de materiales como el asfalto y el hormigón provocan lo que conocemos como efecto isla de calor, que se traduce en temperaturas hasta 8 ºC más elevadas en estos ambientes que en otros entornos rurales o naturales y contribuyen así al calentamiento global y afectando las diferentes especies que conviven en los núcleos urbanos. Este fenómeno es especialmente intenso en la Rambla de Barcelona durante el verano, por donde pasan 200.000 personas al día y viven hasta 15 especies de aves.
Con el objetivo de convertir el centro en un espacio más resiliente frente a la emergencia climática, el Santa Mònica ha trabajado con el estudio TAKK para diseñar una instalación temporal en la terraza capaz de suavizar las condiciones climáticas del entorno de julio a septiembre, erigiéndose como un refugio climático para diferentes especies.
La propuesta artística ALPHA, Climate Shelter for Humans and Birds se caracteriza por una gran cubierta que genera un espacio de sombra y contiene ramas y elementos naturales que pueden ser utilizados por las aves para acomodar los nidos colocados en las partes más altas de la instalación. Un jardín en la parte central convoca insectos y polinizadores a la vez que refresca la temperatura del conjunto y un banco perimetral invita a las personas usuarias a descansar y a establecer relaciones diferentes de las habituales en la Rambla, generalmente basadas en el consumo.
En paralelo, el centro está trabajando también para implementar una serie de medidas en sostenibilidad y ecoeficiencia promovidas por el Distintivo de garantía de calidad ambiental (DGQA), el programa catalán de etiquetaje ecológico.
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