Bill Viola, ‘The Raft, May’, 2004. Foto de Kira Perov. Cortesía de Bill Viola Studio.
«Con gran tristeza Bill Viola Studio comunica la noticia del fallecimiento de Bill Viola, uno de los artistas contemporáneos más importantes del mundo –escribe Kira Perov, esposa, colaboradora creativa y directora del estudio–. Falleció pacíficamente en su casa el 12 de julio, a la edad de 73 años. La causa fue la enfermedad de Alzheimer.»
Nacido el 25 de enero de 1951 en Nueva York, Viola revolucionó el mundo del arte con sus videoinstalaciones. Sus obras investigan temas intrínsecamente humanos y universales, como el nacimiento, la muerte, el dolor, la redención o el paso del tiempo. En 2020, La Pedrera – Casa Milà de Barcelona acogió Espejos de lo invisible, la última exposición del artista en la ciudad, que ofrecía un amplio recorrido por su trayectoria, con la inclusión de obras tan significativas como The Reflecting Pool (1977-1979).
En la obra de Viola se pueden reconocer las tradiciones espirituales del budismo zen, el sufismo islámico y el misticismo cristiano: «Creo que la religión es la esencia de la humanidad. Quiero decir que es la esencia de todas las artes, y con esto no me refiero solo a las artes visuales, sino a las artes de la ciencia, el conocimiento y la tecnología. Todo surge de esta sensación de asombro y miedo.» Y también es recoonocible la influencia del arte renacentista. Es precisamente a partir del estudio de la imaginería medieval, renacentista y manierista, que Viola desarrolló un estilo de composición teatral, inspirado en la tradición histórico-artística y cinematográfica occidental.
La fascinación de Viola por el mundo del vídeo se remonta a 1960; y desde principios de 1970 sus videoinstalaciones se han exhibido en todo el mundo. Viola representó a Estados Unidos en la 46ª Bienal de Venecia en 1995 con Buried Secrets, una serie de cinco nuevas instalaciones. En 1997, el Whitney Museum of American Art organizó Bill Viola: A 25-Year Survey, que incluía más de treinta y cinco instalaciones y cintas de vídeo, que luego itineró a seis museos de Estados Unidos y Europa. En 2002, Viola completó su proyecto más ambicioso, Going Forth By Day, compuesto por cinco secuencias de imágenes proyectadas simultáneamente, comisionado por el Deutsche Guggenheim de Berlín y el Guggenheim de Nueva York. Bill Viola: The Passions, una serie inspirada en el arte de finales de la Edad Media y principios del Renacimiento se exhibió en el J. Paul Getty Museum de Los Ángeles en 2003 y, posteriormente, en la National Gallery de Londres, en la Fundación “la Caixa” de Madrid y en la National Gallery of Australiaen Canberra, entre muchas otras.
Comprender su extraordinaria y visionaria grandeza es reconocer lo que Kira Perov señaló un tiempo atrás: «El tiempo es maleable en las manos de Bill Viola, donde cada detalle del movimiento y la expresión del rostro y del cuerpo es visible, donde un momento se convierte en eternidad.» Bill Viola ha fallecido, pero lo que siempre quedará será su infinita pasión por la vida.
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