Retrato de Tom Johnson. Recuperado de la web oficial del Centro Internacional de Cultura Contemporánea Tabakalera.
El pasado 31 de diciembre de 2024, el mundo del arte y la música despidió a Tom Johnson, compositor minimalista estadounidense, crítico musical y figura central del panorama musical del siglo XX. Nacido en Greeley, Colorado, el 18 de noviembre de 1939, Johnson fue pionero en la música lógica y en el uso del término “minimalismo” para describir un movimiento que él mismo ayudó a definir y expandir.
Tras estudiar en la Universidad de Yale y recibir formación privada de Morton Feldman, una de las grandes figuras de la música contemporánea, Johnson se trasladó a Nueva York a finales de los años 60. Allí compaginó su labor como compositor con la crítica musical para The Village Voice entre 1971 y 1982. Fue en este medio donde acuñó el término “minimalismo musical” en un artículo de 1972, definiéndolo como «música que trabaja con materiales mínimos: unas pocas notas, textos breves, estructuras cíclicas o incluso piezas reducidas a un ritmo de unas pocas notas por minuto».
La simplicidad y el rigor formal caracterizan la obra de Johnson, que exploró conceptos matemáticos como la acumulación, la numeración y la isorritmia, forjando una música lógica y profundamente estructurada. Obras como Four Notes Opera (1972), una ópera minimalista basada en solo cuatro notas, consolidaron su fama internacional, siendo representada en múltiples países a lo largo de décadas. A esta le siguieron otras piezas notables como Riemannoper (1988) y Trigonometría (1997).
Su enfoque multidisciplinar lo llevó a integrar texto, narración y performance en piezas como Nine Bells (1979) y Dropping Balls (2011), donde el músico o los intérpretes interactuaban físicamente con los elementos musicales, destacando la importancia de lo visual y lo performativo en su trabajo.
Johnson también publicó libros como Imaginary Music (1973), una colección de dibujos que invitaban al lector a imaginar composiciones, y Self-Similar Melodies (1996), un análisis de sus propios sistemas compositivos. Como crítico, recopiló su trabajo en The Voice of New (1989), una visión lúcida del panorama musical contemporáneo.
Desde 1983, Johnson residió en París junto a su pareja, la artista vasca Esther Ferrer, con quien colaboró en proyectos interdisciplinarios como la exposición Diálogos en la frontera (2018). Entre los reconocimientos que recibió destacan el premio Victoires de la musique (2000) por Kientzy Loops y su rol como comisario de la exposición Música silente en el Museo Reina Sofía (2001).
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